NaturalMente 41

41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete Angola es uno de los países más ricos del continente africano. Sin embargo, esa riqueza no se ve reflejada en el bienestar de su población ni en la protección del capital natural del que dispone el país. Hace ya dos décadas que la ciudadanía dejó atrás una guerra civil de casi treinta años, pero las cicatrices de ese conflicto y el expolio continuado de recursos que sufre el país ralentizan la llegada de un futuro en el que se cuiden tanto a las personas como a las especies que pueblan su exuberante naturaleza. En Angola conviven especies tropicales que se deslizan por las cuencas del Río Congo con otras que se ocultan bajo la masa de arena del desierto del Namibe Tres veces mayor que España y con la mitad de sus habitantes, Angola lucha por sobrevivir, devastada, abandonada y empobrecida. Un país de polos opuesto que se repelen: de mundos que se sumergen en una misma ciudad desafiando la lógica y el sentido común. Su capital, Luanda, que fue declarada en 2017 la ciudad más cara del mundo, refleja en sus calles toda la pobreza de un continente. Una nación que brilla por su inmensa biodiversidad y donde un cruce de vidas regala un abanico de biomas único en el mundo. Bosques tropicales, que se extienden desde el norte hacia la densa sabana del miombo que tapiza las llanuras del interior del país. Mientras el desierto, llegado desde el sur, cubre la zona costera, transformándose en el único kaokoveld. Dos mundos en una misma nación separados por la gran escarpa, una enmarañada y tortuosa falla que se eleva imponente desde el nivel del mar hasta superar los 2000 m en sus puntos más altos en menos de doscientos metros de distancia. Una barrera natural que rompe el país de este a oeste, y supone una increíble fuente de diversidad. Angola es un lugar donde nuevas especies se describen a diario, y otras, tras años pensando que se habían extinguido, reaparecen en ese desconocido sur. Reptiles, mamíferos, aves o anfibios. Especies tropicales que se deslizan por las cuencas del Rio Congo, y otras que se ocultan bajo la masa de arena del desierto del Namibe. Probablemente, uno de los lugares más biodiversos del mundo, si contamos todas esas especies que faltan por describir. Una realidad que puede que en Angola nunca se llegue a escribir. Dicen que la guerra de los hombres suele dar una tregua a la vida de la fauna salvaje, pero no ocurre así en Angola, donde el hambre y la penuria han sitiado a todo animal que pudiera servir de alimento. La perentoria situación de muchas personas incluso llevó al abismo de la extinción al símbolo del país, la palanca negra, Hippotragus niger variani, y todavía lucha por sobrevivir. Angola es un lugar de límites extremos donde continuamente se cruzan las fronteras entre la vida y la muerte. Mientras unos se hacen fotos Un rana arboricola cuya identidad permanece controvertida en el angoleño enclave de Cabinda 54 55

RkJQdWJsaXNoZXIy ODk0OTk=