tor no sabría determinar qué forma de vida es mejor, pero lo que sí tiene claro es que la vida en el campo permite pausar la celeridad de ciudades como Madrid. Continuando con el tema de la inspiración, le preguntamos si se había basado en personas cercanas para crear a las protagonistas de la novela, Petra y Felisa, dos ancianas de lo más particular. “Me inspiré en mis abuelas, a quienes está dedicado el libro, y que se llamaban como las protagonistas. Precisamente, la casa en la que estoy era de mi abuela Petra, que era de Madrid. Felisa era la de León”, nos cuenta, ilusionado. La sumisión y la gracia de Petra y el carácter leonés de Felisa son algunos de los rasgos que Elías extrajo de sus parientes para crear sus personajes que, insiste, “¡no son mis abuelas!”. También, confiesa, la novela es un homenaje a esas mujeres que vivieron situaciones muy duras e injustas. “Mi hermana y yo no sabíamos vivir sin ver aquella silueta”, afirma una de estas dos protagonistas de la obra, ante la angustiosa perspectiva de tener que abandonar su hogar. Esa conexión con el lugar, piensa Elías, no solo es posible en una zona rural, sino que también se puede sentir viviendo en una ciudad. “Yo me crie en Badajoz, donde estaba todo el día en la calle, pero pasaba los veranos en el pueblo, en León, donde era muy feliz. Creo que quien haya crecido en la ciudad no podrá vivir sin ver sus edificios, los coches, etc., y viceversa. Pero es cierto que yo personalmente encuentro un gran placer en el campo, en el pueblo. Allí me pasan cosas buenas”, confiesa. Y es que la naturaleza en la vida de Elías significa mucho, y cada vez más a medida que va cumpliendo años, a pesar de que reconoce que creció no dándole la importancia que tiene. “Ahora procuro escaparme, conocer la flora y la fauna y rodearme de gente que tiene este gusto por la naturaleza. Creo que irá a más y acabaré abrazando árboles”, bromea. El actor, que siempre reivindica la pausa y la lentitud, aunque sea en una ciudad como Madrid, asegura que esto te permite descubrir cosas de la naturaleza en las que no te fijas si vas rápido. Por ejemplo, en las bandadas de pájaros que nos sobrevuelan, en las grullas del río Manzanares o en las maravillas que florecen en el Jardín Botánico. No resulta difícil leer la novela e imaginársela interpretada en un escenario. Al ser Elías un actor y conocer bien el mundo del teatro le preguntamos si la concibió desde el origen como una novela y por qué no probó convertirla en un guion. “No es fácil escribir teatro. Tiene que tener una corriente de acción que vaya hacia adelante y la novela me permitía jugar más y detenerme en detalle. Me salió novela”, apunta. También compartió con nosotras que hay intención de adaptarla al cine y que eso sería un “regalazo” para sus abuelas al ponerlas en carne y hueso. “Al dedicarme al teatro, todo lo que escribo me sale muy visual ya que lo imagino en teatro y cine”, comenta. Se despidió, antes de las preguntas guepardas, confesando que tiene escrita una segunda novela que trata sobre un actor en Madrid. Y que actualmente está con la tercera, un thriller político a cuyo protagonista le gustan la naturaleza y los animales. ¡Estaremos atentas! Preguntas guepardas 1. Si pudieras transformarte en un animal, ¿cuál serías? Un mapache. Tengo vitíligo y como el mapache es blanco y negro… ¡Me salió mapache! 2. Un pueblo que conservarías especialmente. Llamas de rueda, el pueblo de León en el que nació parte de mi familia. Sigue allí la casa con un huerto muy humilde y un castaño precioso. Viven pocas personas y voy cada vez que puedo. Hace poco fui a hacer la vendimia de una parra. 3. Si tuvieras que salvar tu casa de un desahucio, ¿con qué lo harías? a) Huevos con jamón b) Migas y gachas c) Cocido Madrileño Yo lo haría con migas y gachas. Me gusta tanto la comida y me gusta tanto cocinar… Elijo eso por todo lo que implica; comida de pastores, de trashumantes. Elías González en El silencio de Elvis 41 Marzo 2024 Sumario Accede a todos los números Suscríbete Por una parte, quería hacer un homenaje a todas aquellas personas que se ven obligadas a abandonar su paisaje y, también, de forma inconsciente, quería reivindicar la vida en el pueblo frente a la vida en la ciudad 68 69
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