NaturalMente4
0 n atural mente 4 ç sumario apacibles días de viento y lluvia, casi invernales, que se llevan todo por delante. En nuestro jardín mediterráneo no falta va- riedad de arbolado para regalarnos sus colores otoñales, pero la mayoría de esos árboles no son autóctonos, ni siquiera mediterráneos.Algu- nos nos vienen de unos cien años atrás, cuando este rincón estaba en las afueras de Madrid. La creación del Jardín Mediterráneo es mucho más reciente, de hace poco más de un lustro y en- tonces se añadieron muchas especies propias de nuestro ecosistema pero, como es lógico, se res- petaron la mayoría de los árboles antiguos. Además de hojas marchitas el otoño nos trae frutos, los frutos que en la naturaleza no solo aseguran la supervivencia de la especie al per- mitirle su reproducción, sino los que alimentan a gran número de animales en el campo, nutrién- doles ante la llegada del invierno y permitiéndo- les llenar las despensas para el invierno, tanto a los pequeños mamíferos como a algunas aves. En el jardín están madurando las bellotas de las encinas, el árbol de nuestros bosques y dehesas “En nuestro jardín mediterráneo no falta variedad de arbolado para regalarnos sus colores otoñales, pero la mayoría no son autóctonos, ni siquiera mediterráneos” Cedro junto a la calleVitrubio Aunque nos parezca que pasamos del verano al invierno en poco más de un fin de semana y cada año nos sorprendamos (incluso más) de que nos haya llegado el frío, la verdad es que es- tos bruscos cambios de tiempo son muy propios del clima mediterráneo. El romántico otoño, con sus árboles cargados de hojas amarillas, rojas y pardas, que caen pausadamente, da paso a des-
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