NaturalMente6

0 n atural mente 6 ç sumario guo de ciudades como Cáceres, o Sevilla, donde es inquilino de la Giralda. Pero hay otras aves protegidas que muestran querencia por viejas edificaciones como, la lechuza común, Tyto alba, el mochuelo, Athene noctua , o el autillo, Otus scops , entre las rapaces nocturnas; el vencejo común, Apus apus , la golondrina común, Hirundo rustica , el avión común, Delichon urbica , la grajilla Corvus monedula , o la popular cigüeña blanca, Ciconia ci- conia , icono de nuestras iglesias. de sustrato en el que enraízan helechos y plantas superiores. Diversos invertebrados como insec- tos, arácnidos, miriápodos o moluscos encuen- tran refugio en las paredes, al igual que sucede con reptiles como la lagartija ibérica, Podarcis hispanicus , o la salamanquesa común, Tarentola mauritanica . Un tipo de hábitat que suele pasar desapercibi- do son los terrenos baldíos que existen en todas las ciudades como consecuencia del abandono de edificios, instalaciones industriales, vías de comunicación, etc. Estos enclaves, generalmente dispersos en la trama urbana, ofrecen multitud de microhábitats (suelo desnudo, escombros, maderas…), que en ocasiones son colonizados por especies raras o exóticas. Aunque muchos de estos lugares no sean especialmente agrada- bles desde un punto de vista estético, acogen “Los parques urbanos pueden considerarse como ‘puntos calientes’ de biodiversidad en las ciudades y los jardines particulares también desempeñan un papel crucial” Grajilla, Corvus monedula, forma grandes dormideros en los árboles de las ciudades./ Mario Díaz Arriba: Cauce urbano de la ciudad de Funchal, Madei- ra / Gonzalo Peral. Abajo: Lagartija de Madeira, Teira dugesii, muy común en la ciudad/ Gonzalo Peral En los muros antiguos -de piedra con morte- ro- que de alguna manera son una réplica de cor- tados rocosos, se originan fisuras y grietas que pueden ser colonizadas por especies pioneras, generalmente con preferencias alcalinas; las que colonizan los ladrillos se inclinan por sustratos más ácidos. La colonización de muros de piedra es un proceso muy lento que se inicia con los musgos y los líquenes. Con el paso de los años estas especies pioneras dan lugar a una fina capa

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