NaturalMente7

19 n atural mente 7 ç sumario Al observar el majestuoso trote de una leona, o el salto espectacular de un leopardo sentimos esa mezcla de miedo y fascinación que debieron experimentar nuestros antepasados cuando, en sus expe- diciones de caza por las llanuras de Eurasia,América o África, se encon- traban cara a cara con estas mismas especies de grandes félidos, con las que compartían espacio, recursos, y probablemente ese respeto innato que se tienen los enemigos natura- les. Sin embargo, junto a esas espe- cies familiares, nuestros ancestros conocieron a otro grupo de félidos, distinguibles de los primeros por sus largos caninos superiores, fuertemente comprimidos lateralmen- te. Estos animales, conocidos como félidos dientes de sable o macairodontinos convivieron con sus primos, los felinos ó félidos de caninos cortos du- rante millones de años, hasta que, hace tan sólo 10.000 años, desapareció la última especie de este grupo, dejando a los felinos como únicos represen- tantes de la familia Felidae . Los felinos destacan entre los grandes depredadores que todavía sobreviven en nuestro planeta, pero son solo algunas de las muchas especies de félidos que convivieron con nuestros antepasados. La historia evolutiva de los tigres dientes de sable nos revela cómo los cambios climáticos acabaron con estos cazadores tan especializados convirtiendo a los felinos actuales en los únicos representantes de la extensa familia Felidae. Esta diferencia en el tamaño y morfología de sus caninos determinó el desarrollo de dos tipos de caza muy distintos entre felinos y macairodontinos. Los primeros muerden a sus presas generalmen- te en la garganta o en el morro, para cortar el paso del aire a sus pulmones, y sólo cuando se trata de presas relativamente pequeñas el mordisco se dirige a la cabeza o a la nuca, fracturando el cráneo o las vértebras cervicales. Este mé- todo de caza puede suponer un enorme gasto de energía para el cazador, ya que implica la inmovi- lización de la presa y la aplicación de un mordisco durante quince, veinte o veinti- cinco minutos hasta que ésta muere por asfixia. Pero además, durante ese tiempo, la presa inten- tará escaparse, propinando coces o cornadas a su atacante, con lo que también existe un riesgo importante de recibir heridas. Los macairodontinos, a pesar de que también mordían la garganta de su presa, no buscaban “ Promegantereon (de menor tamaño) y Machairodus son las dos géneros de félidos dientes de sable que aparecen representadas en Batallones” Algunas de las diferencias entre macairodontinos (arriba) y felinos (abajo). La característica más típi- ca de los macairodontinos es el desarrollo de ca- ninos superiores comprimidos lateralmente y mu- cho más largos que los de los felinos (flecha azul). Otros rasgos son más sutiles pero con importan- tes implicaciones funcionales: la sínfisis mandibular (flecha roja) de los macairodontinos se verticaliza e incluso se proyecta ventralmente, para soportar las tensiones producidas durante el mordisco ma- cairodontino, mientras que en los felinos es suave- mente curvada; por su parte, el proceso coronoide de la mandíbula se reduce en los macairodontinos para permitir una mayor apertura de la boca, nece- saria para morder a la presa con unos caninos tan alargados (flecha amarilla).

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