NaturalMente7

28 n atural mente 7 ç sumario tran en mucha menor proporción que en Bata- llones-1 y Batallones-3. Estas diferencias se deben a que mientras que Batallones-1 o Batallones-3 representan la fase inicial de la formación de los yacimientos, que en un primer lugar funcionarían como ‘cuevas’ profundas y trampas de carnívoros, con el tiempo las cavidades se fueron rellenando de sedimentos procedentes de los alrededores dando lugar a zonas con pequeños lagos y charcas fangosas que en el caso de Batallones-10 sirvie- ron de algún modo como trampa para herbívoros, grandes y pequeños, que se acercaban a beber. Uno de estos herbívoros era un jiráfido de imponente tamaño y aspecto. Con casi dos metros de altura hasta la cruz y aproximada- mente 400 kg de peso se parecía muy poco a las jirafas actuales que todos conocemos. No tenía el cuello ni las extremidades tan alargadas sino que era más similar en proporciones a un okapi pero de mayores dimensiones. Los osico- nos curvados de casi 40 centímetros, sin em- bargo, así como el rostro muy alargado, harían de esta especie algo visualmente muy diferente a un okapi o a una jirafa moderna. Su situación taxonómica es aún desconocida, y por ello aún no cuenta con un nombre científico. Tampoco conocemos aún su posición en el árbol evolu- tivo de los jiráfidos, aunque es posible que esta especie madrileña estuviera relacionada con los grandes sivaterinos africanos. Estos anima- les, entre los que se encuentran las especies de jiráfido más robustas que han existido, se carac- terizan por tener una gran corpulencia acom- pañada por un cráneo con cuatro osiconos: un par anterior cónico de menor tamaño sobre las órbitas oculares y un par posterior postor- bital largo y curvado hacia atrás, en ocasiones muy ornamentado, que en algún caso llegaba a alcanzar los 50 centímetros de longitud. Después de seis fructíferas campañas se encontró en el verano de 2013 un esqueleto completo y articulado de este jiráfido. Esta ver- dadera joya paleontológica de la que se con- servan desde el cráneo hasta la última vertebra de la cola es uno de los restos de jiráfido más completos y en mejor estado de conservación de todo registro fósil, lo que lo hace todavía más especial dado que aporta información, has- ta la fecha desconocida, sobre este grupo de animales tan particular y poco conocido. El tra- bajo que nos queda ahora es describirlo y ana- lizarlo, para averiguar si esta imponente jirafa madrileña estuvo realmente emparentada con los sivaterinos africanos, en cuyo caso repre- sentaría el comienzo de un linaje muy extenso que habitó África y Europa durante millones de años n Fósil del tórax de jiráfido encontrado en 2013 que ha sido extraído del yaci- miento de Batallones 10 durante la última campaña de exca- vación, en 2015. / Xiomara Cantera “Uno de los herbívoros de batallones era un jiráfido de imponente tamaño y aspecto, era más similar en proporciones a un okapi. Como su situación taxonómica es aún desconocida aún no cuenta con un nombre científico”

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