NaturalMente10
25 n atural mente 10 ç sumario Para recibir un correo electrónico cuando salga el próximo número o darnos tu opinión escríbenos a naturalmente@mncn.csic.es www.naturalmentemncn.org lo que no conocemos, que es la mayor parte. Y debemos seguir yendo al campo, tomar datos, ob- servar… porque hay algo en la experiencia sobre el terreno que no se puede reemplazar a base de tecnología y modelos. Pero… hay quien puede preguntarse qué nos aporta conocer ciertas especies. Para mí, el hecho de que las ranas del Amazonas, los tardígrados de Sumatra o las plantas carnívo- ras malgaches compartan el planeta con nosotros, hace a todos esos organismos tremendamente interesantes y prioritarios. Es un reto intelectual enorme conocer todo lo posible sobre el espacio exterior pero no por ello debemos dejar de cen- trarnos en cuidar y conocer el planeta que habita- mos y cuya vida, la única que conocemos, estamos destruyendo a un ritmo alarmante. Si es importante o no describir todas y cada una de los millones de especies es una cuestión filosó- fica sobre la que cabría mucha discusión. Sabemos que quedan millones de especies por describir y nombrar, muchas más de las que ya conocemos. La tarea es ingente y seguramente no la acabare- mos nunca (aunque la carga de trabajo mengua a medida que las borramos del planeta). ¿Qué hace exactamente un taxónomo? Ademas de nombrar una especie los taxonomos la describimos, estudiamos la variacion de sus ca- racteres, acotamos donde vive, que otras especies son sus parientes cercanos, etc., para, de esa ma- nera, ir desentranando el arbol de la vida. El taxónomo aspira a organizar todo el mundo viviente en cajitas perfectamente ordenadas y je- rarquizadas en distintas categorías.A veces no es posible, bien por falta de datos o porque uno se empeña en meter cosas donde no encajan, ya que la naturaleza no actúa siempre como querría un taxónomo.Asumir esta realidad resulta reconfor- tante y abre, además, interesantísimas preguntas. ¿Cuál es la situación de la taxonomía en la actualidad? Muchas veces se ha dicho que los taxónomos somos una especie en peligro de extinción. En los países desarrollados es una ciencia de algún modo en declive, y esto es paradójico porque se habla continuamente de la crisis de la biodiversidad y de la necesidad de describir toda esa biodiversidad que vamos perdiendo; pero, a la hora de la ver- dad, encontrar financiación para hacer taxonomía es difícil.Y eso que hay trabajo para varias genera- ciones, porque conocemos muy poco de las pro- fundidades del océano o del dosel de los bosques tropicales; hay millones de especies por descubrir, pero no se apoya la investigación básica. Es como si se diera por supuesto que alguien la hará. Ha- cer una expedición y descubrir nuevas especies genera bastante interés mediático, pero estudiar después todo ese material requiere mucho tiem- po. Se necesita financiación para trabajar y formar gente. Existen iniciativas y consorcios internacio- “Es un reto enorme conocer todo lo posible sobre el espacio exterior pero para mi es prioritario cuidar y conocer el planeta que habitamos, ese cuya vida estamos destruyendo a un ritmo alarmante” La actividad del taxónomo puede despertar curiosidad y expectación –a veces francamente excesiva– entre la población local. El entrevistado haciendo traba- jo de campo en Mauritania.
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