NaturalMente18

35 n atural mente 18 ç sumario www.naturalmentemncn.org Para recibir un correo electrónico cuando salga el próximo número o darnos tu opinión escríbenos a naturalmente@mncn.csic.es 425 km y una anchura de 40, toda ella es mon- tañosa, alcanzando alturas de más de 2000 m. Al contrario que en la mayoría de las Filipinas, aún queda mucha selva en Palawan; no en vano, en 1990 la isla entera fue designada Reserva de la Biosfera. Hasta donde sabemos, nuestra rana se encuentra desperdigada más o menos por toda ella, siempre y cuando se den las condiciones adecuadas: ríos y arroyos rocosos bien conser- vados, con cubierta forestal y de aguas limpias y rápidas. Disponemos de algunos datos vagos sobre posibles localidades donde encontrarla, pero hemos de confiar sobre todo en nuestra experiencia e intuición. La estrategia inicial es buscar más o menos donde y como buscaríamos un Telmatobius en los Andes. Pero… ¡esto no se parece en nada a losAndes! Una de las ideas pre- concebidas es que nuestra rana va a salir por la noche y la vamos a poder ver nadando en las po- zas de los ríos, y por el día se va a ocultar bajo las piedras del fondo.Así que nos disponemos inclu- so a bucear, con gafas, para levantar piedras (en los Andes esto no es posible, a no ser que a uno no le importe morir de hipotermia). La actividad es sin duda divertida, pero pronto aprenderemos que la cosa no funciona así. Al día siguiente de llegar, desde la capital, Puer- to Princesa, situada en la costa oriental, viajamos en dirección a la costa oeste por el valle del río Irawan. La primera quebrada en la que paramos ya promete. Cruza bajo un puente de la carre- tera, del que cuelga algún zorro volador ador- milado y también un par de nidos de salangana, de esos con los que los chinos hacen sopa. En el río somos saludados por abundantes ranas de la especie Staurois nubilus , ágiles, ubicuas, divertidas, que saltan lo mismo sobre las rocas que sobre la vegetación, o incluso sobre el agua. Recorre- mos un tramo hasta una poza hermosa que invita a bañarse, pero la búsqueda no da fruto. Ya de noche, tras haber prospectado otras quebradas donde encontramos distintas especies de ranas, paramos de nuevo en la primera quebrada, pues buscamos una especie nocturna, y ahora es el momento. En una poza del riachuelo, una rana grande de grandes ojos se esconde bajo una roca grande.Todo es grande, incluida nuestra frustra- ción al no saber si hemos visto fugazmente a A la izquierda el primer ejemplar de Barbourula bu- suangensis que encontra- mos. A la derecha se pue- den observar los huevos grandes y despigmentados que porta. “Buscamos hallar patrones generales en la manera en que los anfibios enfrentan los retos impuestos por el cambio global y su respuesta al hongo Batrachochytrium dendrobatidis (Bd)”

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