NaturalMente19

73 n atural mente 19 ç sumario www.naturalmentemncn.org Para recibir un correo electrónico cuando salga el próximo número o darnos tu opinión escríbenos a naturalmente@mncn.csic.es Julio se ha convertido por derecho propio en el mes del orgullo LGTBIQ. A lo largo y ancho del planeta se suceden durante ese mes estival celebraciones y, cada vez más, se coordinan actividades que buscan visibilizar, normalizar y liberar de prejuicios la condición sexual de cada persona. Este año el MNCN se sumó a esta iniciativa con la intervención Orgullo de museo: el arcoíris de la naturaleza que descubrió a los visitantes la enorme diversidad sexual que existe en la naturaleza De vez en cuando llegan noticias sobre anima- les con conductas homosexuales: esos flamencos del zoo de Edimburgo que hace unos años lle- garon a adoptar un pichón, parejas de pingüinos gais (como decían los medios de comunicación) en zoos alemanes, o en el de Madrid, o aquellos leones que captó el fotógrafo Paul Goldstein en Kenia y que dieron la vuelta al mundo, especial- mente cuando un responsable de la administra- ción del país africano culpabilizó a los turistas de inducir tales conductas “tan poco naturales” en este emblemático animal. Más allá del sensa- cionalismo, o hasta el morbo, de tales noticias, la realidad indica que el abanico de conductas en el mundo animal va mucho más allá de la sim- ple “utilidad reproductiva” que, nadie duda, sigue siendo un motor fundamental de la evolución en nuestro planeta. Tampoco es una noticia insospechada o ni si- quiera una novedad: las descripciones de conduc- tas animales sexuales no reproductivas abundan desde tiempos históricos en todos los natura- Ejemplo de una de las cartelas de la intervención que, además de hablar del reino animal, también se fijó en personajes relevantes de la ciencia listas y zoólogos (en el caso de los pingüinos: Murray Levick, oficial médico de la expedi- ción de Scott de 1910-1913, pasó un año conviviendo con pingüinos emperador y describió conductas sexuales que él mismo consideró tan depravadas que su informe se mantuvo oculto entre las publicaciones del Museo de Historia Natural de Londres). Posiblemente, el aplicar los criterios de lo que es nor- mal y lo que no en el ámbito humano pesaba demasiado en la época como para permitir un enfoque científico. Sin embargo, la etología científica su- puso una revolución en este sentido: lo natural, es decir, lo que sucede en la natu- raleza, responde a las mismas necesidades y circunstancias que debe ser entendido a la luz de la ciencia biológica, es decir, con la misma mirada evolutiva que ha permitido adentrarnos en el estudio de la gran variedad de la vida en la Tierra. El mismo pionero del campo, Konrad Lo- renz, describía la homosexualidad entre los gan- sos, Anser anser, a comienzos de los años 70 en revistas científicas. Precisamente el análisis sose- gado y más libre de prejuicios (y de la tentación constante que siempre se tiene de “humanizar” tanto conductas animales como juicios sobre ellas) ha ido permitiendo a la ciencia entender que hay una gran v a r i e d a d

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