NaturalMente 22

57 n atural mente 22 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente En un escenario de posguerra, de ríos contaminados y nubes de pesticidas, la bióloga Rachel Carson dio un paso al frente por la protección de la Naturaleza creando conciencia colectiva sobre la guerra contra la vida, que lideraba la industria agroquímica. De su investigación sobre los efectos letales de los plaguicidas surgió uno de los libros más valientes y concienzudos escritos en defensa de la naturaleza, una obra que le daría fama mundial y que inscribiría su nombre entre los pioneros de la conciencia ecológica: Primavera silenciosa . Una obra que cincuenta años después de su publicación sigue despertando conciencias y continúa estando de plena actualidad La guerra contra las plagas y el “paraíso agroquímico” Acabada la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y otros muchos países emprendieron una guerra sin cuartel contra un enemigo solapado, tenaz y muy adaptable que, para las autoridades económicas y sanitarias de la época, constituía una amenaza de primer orden a la prosperidad nacio- nal. Este enemigo estaba representado por todos aquellos seres vivos designados comúnmente como plagas y se encarnaba de forma paradig- mática en los insectos. En esta guerra se decidió emplear todo tipo de sustancias creadas por la industria química, algunas de las cuales eran deri- vados de las utilizadas ya en la primera contienda mundial que acabaron con la vida de miles de per- sonas y dejaron incapacitadas a otras muchas más. Entre ellas se hallaban algunos de los compuestos más tóxicos fabricados hasta entonces por el ser humano, como el DDT, el heptacloro, el toxafeno, el paratión o el carbaryl, entre otros. La propaganda oficial presentaba a la opinión pública un panorama idílico donde los plagui- cidas, considerados inocuos para los seres hu- manos y el entorno natural sin existir estudios que sustentasen tal afirmación, eran poco menos que la panacea universal para acabar con toda clase de “bichos” dañinos o simplemente fasti- diosos. Por aquellos años se hicieron habituales las siluetas de avionetas fumigando masivamente campos, bosques y hasta las áreas pobladas de muchos lugares de Estados Unidos y otros países de economías avanzadas. Se fumigaban jardines, casas, huertas y hasta seres humanos, que apa- recían envueltos en densas nubes de pesticidas en los documentales de la época. Los anuncios publicitarios difundían una imagen benéfica de productos como el DDT, aplicados por fumiga- dores de émbolo, instrumentos que se hicieron inseparables para todo aquel que tuviese jardi- nes y sembradíos. Y en medio de este “paraíso agroquímico” apareció en 1962 un libro que tendría el efecto de una bomba sobre la opinión pública. Un libro que, exhaustivamente documentado y magnífica- mente escrito, alertaba sobre la devastación que los plaguicidas causaban en la flora y fauna silves- Rachel Carson. / National Digital Library of the United States Fish andWildlife Service

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