NaturalMente 26
60 n atural mente 26 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente del vehículo y empezamos a explorar a pie por los alrededores. Después de varios minu- tos de espera vemos un par de saigas machos corriendo a lo lejos. Es casi imposible tomar una fotografía y prefiero captar la imagen en mi retina. Logramos llegar a la estación de guardas fo- restales de Ozerny donde nos reciben amable- mente.Tras un chai (té) de cortesía entablamos conversación con los voluntarios que trabajan en el centro durante sus vacaciones. Algunos biólogos kalmukos están en la estación perma- nentemente. Ellos nos comentan la situación general de la reserva. Proteger al saiga supone conservar todo el ecosistema en su integridad. El biólogo Rostislav Udaev nos ilustra sobre las numerosas aves que aprovechan el cercano lago, de agua salina, de Manych-Gudilo, como la espá- tula euroasiática, Platalea bucorodio , el pelícano blanco, P elecanus crispus , el cormorán, Phalacro- corax carbo , el cisne mudo, Cygnus olor , o la esca- sa grulla damisela, Grus virgo . Nos trasladamos, por la reserva, a una pequeña laguna donde hay instalado punto de observación. A pesar de es- tar a principios de junio hace bastante calor y pretendemos observar a las saigas abrevando en una pequeña laguna. Por el camino el biólo- go kalmuko Gemnady Erdnenov me describe la biodiversidad de la reserva. Las poblaciones de lobos y zorros (tanto el común como el Kor- sak) son estables, y los pequeños depredadores, como el turón de la estepa son muy prolíficos debido a la abundancia de roedores al igual que las águilas y halcones. Erdnenov calcula que en la reserva hay unos 8.000 ejemplares de saiga de manera estable. A pesar de la espera ningún saiga se acerca a be- ber pues el Sol está bastante alto y los antílopes prefieren ir a abrevar a la caída de la tarde. De regreso a la base nos encontramos unos cuantos huesos esparcidos por el suelo y los biólogos nos confirman que son restos de depredación de un lobo. Pese a que las autoridades rusas se toman muy en serio los proyectos de conservación de la vida silvestre, los cambios políticos traumáticos que ha vivido el país en los últimos años le han pasado factura a algunas especies. Por ejemplo en el invierno de 1998/99, una manada de 100.000 saigas emigraron desde Kalmukia al Sur de Da- guestán. Fueron casi aniquilados por los cazado- res furtivos a pesar de la labor de organismos como el Departamento de Conservación y Mo- nitoreo de Kalmukia que tiene la responsabilidad de proteger la especie fuera de la reserva. Nos despedimos cordialmente del equipo de la reserva y, como guinda al pastel, nos digirimos al Museo y Centro de interpretación que se en- cuentra en el pueblo de Komsomolsky . El director del centro nos atendió y mos- tró el pequeño museo donde muestra al público diversas áreas temáticas (historia, arqueología,naturaleza,...) de Kalmukia. Los pa- neles informativos centran su atención en el sai- ga como elemento fundamental de todo el eco- sistema de la estepa kalmuka. Nuestro viaje llega a su fin con emociones en- contradas. Atrás queda la estepa, esa alfombra verde que se extiende hasta el horizonte, sin que ningún árbol interrumpa nuestra vista infinita n “Las saigas pueden criar a partir de los ocho meses, su primer parto es gemelar y suelen reunirse en grandes manadas de hembras cuando llega el momento de alumbrar a sus crías” Panel informativo sobre la reserva que se pue- de consultar en el centro de interpretación
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