NaturalMente 31

46 n atural mente 31 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente Septiembre 2021 Vitrina con un grupo familiar de lobos, de noche, en el MNCN, Fernando Arnáiz Recorrer las salas de un museo de historia natural de noche provoca una mezcla de intensas sensaciones. La luces atenuadas, los altos techos, el silencio envolvente roto únicamente por el eco de tus pasos… te transportan, si cierras los ojos, al interior de una catedral. Una catedral en la que las estatuas de los santos han sido sustituidas por las figuras de los animales naturalizados; y las capillas y los retablos, por las salas dedicadas a las expo- siciones temporales, los diora- mas y los carteles explicativos. Es un lugar que invita a la me- ditación.Y que impone. Das un paso, luego otro, len- tamente, examinándolo todo con la mirada. Un escalofrío recorre tu espalda, los pelos de tu nuca se erizan: alguien, algo, te observa. Durante un instante eres incapaz de moverte. Vuelves entonces la cabeza, con cautela, y te encuentras con la mirada impasible de un tigre de bengala. Parece observarte fijamente con sus falsos ojos vidriados; sientes que su ceño se frunce, su boca se estira dejando a la vis- ta los potentes colmillos y sus patas se flexionan, presto a saltar sobre ti. Unas voces lejanas te hacen volver la cabeza, rompiendo el embrujo, despertándote de la ensoñación. Si nos sucede a nosotros, los adultos, ¡cómo no ha de sucederle también a los niños! Están convencidos de que los animales les miran, que se han movido, que están vivos, incluso. —¡Que sí, que sí! ¡Que está vivo! —dice un niño de ocho años con los ojos abiertos como platos—. ¿No ves que tiene mocos? —Y señala la aparentemente húmeda nariz de un lobo. “El libro utiliza como hilo conductor las anécdotas vividas por los guías del Museo para dar respuesta a las increíbles preguntas que nos plantean los visitantes. Preguntas que, sin duda, merecían ser respondidas”

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