NaturalMente 33

18 n atural mente 33 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente Marzo 2022 Desde que se conoce su existencia, la Antártida ha sido objeto de interés tanto científico como para la búsqueda de nuevas fuentes de riqueza. El delicado equilibro de su ecosistema cuenta con la protección que le proporciona la hostilidad y dureza de las condiciones de vida allí y la que le otorga el derecho internacional a través del Tratado Antártico. Pero ¿cómo llegó la humanidad al consenso que permite que el continente helado sea un santuario para la ciencia y la conservación? ¿Y cómo pasó España a formar parte de los firmantes? El pasado antártico está granado de numerosas reivindicaciones de soberanía territorial.Tanto Reino Unido como Noruega, Francia, Chile, Argentina, Nueva Zelanda o Australia han reclamado en algún momento su soberanía sobre este territorio. Ha habido varios inten- tos por mantener la Antártida indivisa, pero no fue hasta 1959, el 14 de octubre, cuando los países implicados se sentaron a negociar. En aquella reunión comenzaron los acuerdos que dieron lugar alTratado Antártico que se firmó el 1 de diciembre de ese mismo año y entró en vigor cuando fue ratificado el 23 de junio de 1961 por los doce países que lo firmaron: Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Francia, Japón, Nueva Zelanda, Noruega, Sudáfrica, Unión Soviética, Reino Unido y Estados Unidos. Entre otros aspectos, el Tratado establece que en la Antártida solo se llevarán a cabo actividades pacíficas, lo que supone la creación de la primera zona desmilitarizada del planeta. En cuanto a las reclama- ciones de soberanía, el Tratado es lo suficientemente ambiguo como para satisfacer a todos los implicados, o más bien no poner en contra a nadie, ya que respeta las reclamaciones de soberanía, pero defiende el derecho de los demás países a no reconocer dichas reclamaciones a la vez que prohíbe nuevas reivindicaciones. Desde su firma, el número de signatarios ha crecido hasta superar las cinco decenas, pero solo veintinueve de ellos, entre ellos España, po- seen la categoría de miembros consultivos, lo que les otorga derechos decisorios. Los restan- tes veinticinco son considerados miembros no consultivos, no tienen derecho a votar. ¿Cómo llegó España a entrar como miembro consultivo en 1982? Fue a través de la investigación científica. Da- das las dificultades logísticas que deben ponerse en juego, tanto para alcanzar el continente antár- Juan C. Alonso con el Dr. Rhys Jones (derecha) en la bahía de Davis,Vestfold Hills, el 30 de enero de 1987. / Juan C.Alonso

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