NaturalMente 33

20 n atural mente 33 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente Marzo 2022 la Universidad de Tasmania y de la Antarctic Di- vision (Australia), el doctor Alonso trabajó en la estima de densidades de aves marinas durante la travesía en barco (programa BIOMASS).Ya en el continente, el equipo realizó campañas de anilla- miento de pingüinos deAdelia ( Pygoscelis adeliae ) y petreles gigantes ( Macronectes giganteus ); marcaje de elefantes marinos ( Mirounga leonina ); estudios biométricos de diversas especies de pingüinos ( Eudyptes chrysocome, E. chrysolophus y Pygoscelis adeliae ); análisis del éxito reproductivo de petreles ( Thalassoica antarctica y Macronectes giganteus ) y fulmares antárticos ( Fulmarus glacialoides ), y estu- dios de la dieta de págalo antártico ( Stercorarius maccormicki ). Especial relevancia tuvo el censo de “El Tratado Antártico establece que en la Antártida solo se llevan a cabo actividades pacíficas, lo que supone la creación de la primera zona desmilitarizada del planeta” aves del Monolito Scullin, hasta entonces inexplo- rado ( Alonso et al. 1987 ) . Estas primeras investigaciones de científicos del CSIC fueron publicadas en dos Simposios Españo- les de Estudios Antárticos organizados por este organismo y celebrados en 1985 y 1987, incluyen- do aportaciones de otros equipos de Universida- des españolas. Posteriormente, el doctor Alonso participó en la redacción del Programa Antárti- co Español. España ya formaba parte del tratado como miembro no consultivo desde 1982, pero estos trabajos, junto a los esfuerzos del Instituto Español de Oceanografía (IEO), con la expedición que dirigió en 1986, y los estudios realizados en los años 60 por parte de meteorólogos ajenos al CSIC, culminarían con la admisión, en 1988, de nuestro país como miembro consultivo del Trata- do Antártico. Que España pusiera de manifiesto su interés por la investigación en la Antártida fue un paso imprescindible en el proceso. Además, aquella primera investigación ornito- lógica de Juan Carlos Alonso abrió paso a otros miembros de su departamento en el MNCN, quienes, dirigidos por Juan Moreno, a quien Alon- so ofreció liderar la investigación ornitológica del CSIC en la Antártida, desarrollarían la actividad del MNCN en el continente, como se recoge en el número anterior de la revista . Tras estas primeras campañas, coordinadas por Josefina Castellví,en 1988,se instaló la primera base antártica española. El CSIC, a través de la Unidad de Tecnología Marina, fue y sigue siendo la institu- ción responsable de la Base antártica Juan Carlos I. Poco después, entre finales de 1989 y principios de 1990, el Ejército deTierra instaló la Base Gabriel de Castilla en la Isla Decepción. Ambas instalaciones están completamente dedicadas a la investigación y se encuentran en las islas Shetland del Sur. Gracias al esfuerzo de la comunidad científica y el Ejército de Tierra, España sigue vinculada a un Tratado cuya duración es ilimitada según explicita el texto: “(…) a menos que alguno de los miem- bros de pleno derecho solicite su revisión (…)”.De momento podemos afirmar que la parte terrestre de laAntártida (la parte oceánica del continente no está incluida en el Tratado) sigue siendo un lugar para la paz y la investigación… Esperamos que nin- gún país decida lo contrario n Los biólogos Gavin Johnstone (izquierda) y Juan C.Alonso, anillando un pollo de petrel gigante Macronectes gigan- teus en Isla Hawker,Antártida oriental. / J. C.Alonso

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