NaturalMente 35

28 n atural mente 35 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente Septiembre 2022 Tras las miles de hectareas de bosque que han ardido este verano, nos gustaría decir que la res- tauración de los ecosistemas quemados es sen- cilla, pero no lo es. Los incendios forestales son procesos complejos tanto ecológica como so- cialmente, por lo tanto no hay soluciones únicas y cada caso requiere un análisis pormenorizado. No es lo mismo un incendio sobre un suelo si- líceo que sobre uno calizo y lo que sirve a los vecinos de El Courel no tiene por qué servir a los de Monfragüe. El fuego forma parte de la dinámica natural del bosque mediterráneo, y como tal sus especies están adaptadas a esta perturbación. De hecho, los incendios forestales llegan a ser necesarios para garantizar su regeneración. Muchas espe- cies vegetales lo necesitan para que sus semillas germinen, un proceso ecológico llamado sero- tinia , o aumente la brotación. Dadas estas ca- racterísticas particulares, los mediterráneos son ecosistemas que se suelen regenerar bien tras los incendios, de ahí que en muchos casos la me- jor medida sea no hacer nada (restauración pa- siva). Sin embargo, las características históricas El cambio climático nos pone ante un escenario en el que aumentarán la virulencia e intensidad de los incenidos ya que los periodos secos y las olas de calor son cada vez más largos. Estos factores y el abandono rural provocan una tormenta perfecta ante la que la mejor actuación es prevenir pero, si prende la llama, se pueden tomar medidas para acelerar la regeneración del ecosistema perdido. de los incendios están cambiando, y los nuevos regímenes de incendios, mucho más virulentos, sobrepasan la capacidad de adaptación, llegando a reducir de forma permanente la biodiversidad y la funcionalidad del ecosistema. Una correcta gestión pasa por desarrollar es- trategias que busquen promover la capacidad para recuperarse o resiliencia del ecosistema y por asumir que la mejor solución posible en cada caso particular puede implicar un cambio de nuestra percepción sobre el papel que jue- ga el fuego en la estructuración del bosque. El proceso persigue acelerar la reparación de las funciones del sistema dañado y generalmente se extiende entre uno y tres (clima atlántico) o cin- co años (clima mediterráneo), dependiendo de la intensidad del fuego y las características de la zona afectada. La estabilización de emergencia tras el incen- dio comprende un conjunto de acciones a corto plazo (entre unos meses hasta un año después del incendio) dirigidas a identificar amenazas in- minentes para la vida humana. Se trata de garan- tizar los servicios básicos para la población. Esta primera estabilización presta especial atención a reducir el riesgo asociado al deterioro del suelo y de las condiciones hidrológicas de las cuencas forestales afectadas. De hecho, toma a estas últi- mas como unidades de planificación e implemen- tación de las tareas para paliar el impacto sufrido. “Los incendios forestales son procesos complejos ecológica y socialmente. No es lo mismo un incendio sobre un suelo silíceo que sobre uno calizo y lo que sirve a los vecinos de El Courel no tiene por qué servir a los de Monfragüe” Vegetación que brota tras un incendio. / Cristina Aponte

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