NaturalMente 35
29 n atural mente 35 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente Septiembre 2022 Si una vez apagado el fuego, se toman algu- nas medidas sencillas encaminadas a proteger el suelo de los procesos erosivos que causa la llu- via, las evidencias científicas apuntan a que, con el tiempo, el equilibrio de la comunidad original termina instaurándose. La gestión del combusti- ble quemado para la construcción de estructu- ras que protejan el suelo (albarradas y fajinas) y sobre todo la adición de acolchado o “mulching” superficial con paja o astilla se han mostrado como las medidas más eficaces para reducir la pérdida de suelo por erosión tras incendios de alta severidad. También acotar la presencia de ganado para evitar su compactación y que se coman las plantas que van regenerando ayudan a activar la restauración. Las actividades a medio plazo, tales como fomentar zonas con menor densidad de la ve- Arrastre del suelo en las primeras lluvias tras un incendio. / Manuel Esteban El suelo, la base sobre la que reconstruir todo Los efectos más obvios y llamativos de los in- cendios son los que afectan a los valores cultu- rales y estéticos de los bosques y la desaparición de la vegetación y de la diversidad florística, que es también hábitat y fuente de recursos para la fauna. Algo que pasa más desapercibido son sus efectos sobre el suelo. Los suelos son un gran reservorio de biodi- versidad y el elemento esencial para la recupe- ración integral del ecosistema. Los habitantes de los suelos incluyen, entre otros, lombrices, ácaros, nematodos, bacterias y hongos. Estos organismos, esenciales para la recuperación de la funcionalidad y fertilidad de los suelos, son los responsables del secuestro de gran cantidad de carbono.Transforman la hojarasca en materia orgánica y nutrientes y modifican la estructu- ra del suelo favoreciendo la infiltración de agua, factores esenciales para la supervivencia y re- cuperación de las plantas. Entre estos microor- ganismos destacan los hongos micorrícicos, que forman simbiosis con las raíces de las plantas a las que facilitan la adquisición de agua y nu- trientes a cambio de azúcares procedentes de la fotosíntesis. Los hongos micorrícicos pueden conectarse con múltiples plantas a la vez, ge- nerando unas redes miceliares a través de las que las plantas huésped intercambian recursos entre ellas. La recuperación del ecosistema edá- fico procede de zonas forestales adyacentes no quemadas y de aquellos organismos resistentes que perduran a mayor profundidad en las capas minerales del suelo. “La restauración de ecosistemas quemados no debe hacerse mirando solo las especies que hubo en el pasado sino a las que mejor resistirán en el futuro”
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