NaturalMente 35

36 n atural mente 35 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente Septiembre 2022 Un águila real en Lavapiés En nuestras estadísticas, desde que comenza- mos con la primera ruta –el 12 del 12 del 12 en el Retiro– tenemos anotadas 140 especies de aves identificadas, de las que 128 han sido avista- das durante recorridos totalmente urbanos. Por ejemplo, hemos visto avutardas con un instituto de Algete, pájaros moscones, agachadizas y mar- tín pescador en el tramo urbano del río Manza- nares con varios grupos así como un águila real sobrevolar el barrio de Lavapiés. Incluso contri- buimos a la ciencia ciudadana, y así se lo hacemos saber a los escolares, subiendo todas las listas de aves identificadas con cada grupo –que ellos también escriben en sus cuadernos de campo– a la plataforma virtual eBird , con la intención de ayudar a conocer mejor la evolución de la avifau- na urbana madrileña. Pero lo más importante de las estadísticas son los casi nueve mil escolares de 59 centros edu- cativos de la Comunidad de Madrid para los que hemos abierto aulas en los parques. Casi todos repiten curso a curso y, lo mejor, recibimos con- tinuamente mensajes de madres, padres y profes diciéndonos que algunos de esos escolares se han comprado prismáticos y/o guías y ya pajarean por su cuenta. Igualmente importantes son los dos- cientos parques y jardines donde hemos abierto “Cada uno de esos doscientos parques y jardines también nos hablan de cultura y, sobre todo, de la trascendental función de socialización que hacen” Los parques urbanos son refugios para multitud de aves e incluso se pueden observar en zonas completamente urbanizadas. Sobre estas líneas, la actividad realizada con escolares del CEIP El Greco de Villaverde en el parque Butarque. esas aulas, incluido el jardín del Museo Nacional de Ciencias Naturales, en el que estuvimos con alumnos y alumnas de la Scuola Italiana Madrid. Estas zonas verdes son importantes porque permiten la interacción con la biodiversidad. Árboles, arbustos, hierbas, hongos, líquenes, in- vertebrados, reptiles, mamíferos, peces… son coprotagonistas en esas aulas en los parques. No nos cansamos de hablar de la importancia de los setos. Los escolares también lo ven, cuando observan cómo un mirlo o un petirrojo corre o vuela enseguida a esconderse en ellos al notar la llegada de un grupo numeroso de personas. Tampoco nos cansamos de hablar bien de las mal llamadas malas hierbas. Lo comprueban viendo a los colirrojos, pinzones, jilgueros, golondrinas y estorninos buscando semillas e insectos entre cardos, malvas, jaramagos, dientes de león y todo tipo de gramíneas. Pero todos y cada uno de esos doscientos par- ques y jardines también nos hablan de cultura, de por qué están ahí, de cuándo datan, de qué movi- miento vecinal los demandó y luchó para que se construyeran, de qué noble o rey lo heredó y lo transformó, del estilo arquitectónico o paisajista que lo define y, sobre todo, de la trascendental función de socialización que hacen.A los parques se va a pasear, a descansar, a hacer deporte, a que jueguen los peques, a sentarnos a charlar, leer, ju- gar a las cartas o escuchar música… y desde hace diez años en Aver Aves nos empeñamos en que también se vaya a observar a la avifauna y, con este banderín de enganche, el resto de la biodi- versidad. En eso estamos y en eso seguimos n

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