NaturalMente 36

31 n atural mente 36 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente Diciembre 2022 Porifera, Aplysina lacunosa (Lamarck, 1814) / José María Cazcarra Una esponja del Caribe que llegó a Madrid en el siglo XVIII Esta especie crece en las paredes de los arrecifes coralinos del Caribe. Sus colonias, de coloración rojiza o pardusca, se caracterizan por adoptar una forma tubular o semejante a un barril. En extractos acuosos de sus tejidos se han detectado diversos compuestos de gran actividad antimicrobiana, como polifenoles, alcaloides y taninos, lo que la convierte en una fuente de compuestos bioactivos para el posible desa- rrollo de fármacos (Kazanjian y Fariñas, 2007). Este ejemplar llegó al Real Gabinete de Historia Natural de Madrid en 1789 junto con otras 12 esponjas, algunos corales, crustáceos decápodos y un cangrejo cacerola. Habían sido recogidos en las costas de Cuba por Antonio Parra (1739-¿?), marino portugués afincado en la isla y dedicado al estudio de la historia natural. En 1787 publicó Descripción de diferentes piezas de Historia Natural las más del ramo marítimo representadas en setenta y cinco láminas . La colección llegó a Madrid tres años después de la muerte de Pedro Franco Dávila, director del Real Gabinete, a quien había prometido enviarla. Javier Ignacio Sánchez-Almazán Mikadotrochus hirasei (Pilsbry, 1903) Colección de Malacología MNCN Esta especie de gasterópodo marino fue descrita por el malacólogo estadounidense Henry Augustus Pilsbry a comienzos del siglo XX como Pleurotomaria hirasei. Pertenece a la familia Pleurotomariidae, una familia muy antigua presente desde el periodo cámbrico hace más de 500 millones de años, por lo que existen numerosas especies fósiles. Ac- tualmente se pueden encontrar en aguas indopacifícas.Viven a una profundidad de entre 100 y 300 metros. Son depredadoras de esponjas y corales. Todas presentan una típica hendidura horizontal en la concha que les permite evacuar las heces y el exceso de agua. Son muy apreciadas en el mundo del coleccionismo de conchas. Su nombre científico proviene del término Mikado , que se usaba antiguamente para nombrar al emperador de Japón, y de hirasei, que hace referencia al apellido de Yoichiro Hirase (1859-1925), considerado uno de los padres de la malacología nipona; a él se debe el descubrimiento de esta especie. Fundó con ejemplares de su colección particular el Museo Conquiológico Hirase, en Okazaki, que albergó más de 15000 ejemplares malaco-

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