NaturalMente 37

49 n atural mente 37 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente Marzo 2023 culos de un edificio singular lleno de achaques; a Olga y a Ramiro, del Servicio de Limpieza, y a quienes velan por nuestra seguridad y por el or- den en las salas. Este centro no sería lo mismo sin Carmen y Américo, que, junto conTeresa, han hecho de la Tienda del Museo un lugar mágico y una referencia para todos. En el final del camino Estos últimos días están siendo intensos. Una vorágine de trabajo para intentar cerrar tantos asuntos como implican a una colección de his- toria natural de estas características, en la que la gestión entera recae sobre uno solo. Un esfuerzo final, aun sabiendo que muchas cosas quedarán pendientes, con la inevitable desazón (que aven- taré cuando deje toda responsabilidad) que pro- duce la falta de relevo a la vista. Echando de me- nos a tantas personas válidas y jóvenes que han pasado por aquí, como Olga y Silvia, tan añoradas, que tuvieron que irse al acabar su contrato. ¿Qué sistema es éste que permite tales despropósitos y al que nos empeñamos en seguir considerando racional contra toda evidencia? El envejecimiento del personal y la falta de gente que nos sustituya, por una política alicorta y mezquina que no ofer- ta plazas, ha ido despoblando las colecciones. Una muestra más del desconocimiento de la Adminis- tración (y de otras instancias) hacia este trabajo. El tiempo sigue su curso, como un río que no cesa de fluir, y pronto mi vida entrará en un nue- vo ciclo.Todos nos vamos. Somos seres de paso, como cada criatura en este mundo nuestro. El Museo seguirá su historia y la pregunta que to- dos los que hemos trabajado en él (eslabones de una larga cadena) hemos de hacernos, cada cual de acuerdo a su responsabilidad, es: ¿he- mos dejado las cosas mejor que las recibimos? ¿Hemos cumplido bien con nuestra misión de preservar y enriquecer un patrimonio, histórico y científico, de un inmenso valor, de uno de los tres museos de historia natural más antiguos del mundo? Tardes frías, con el cielo ya oscurecido, cuando entro y salgo de mi cuarto de trabajo al patio, cargado con el material que he de colocar en los armarios de colección o para cualquier otro cometido relacionado con mi labor, en estos meses finales. Reina a esas horas un silencio casi monacal. Recorro el Cuarto de Corales (pocos paseos me quedan ya por él), sanctasanctórum de la colección en lo que a historia se refiere, con decenas de piezas procedentes del Real Ga- binete. Ese cuarto que Miguel y yo acondiciona- mos hace ya casi 20 años para proteger mejor todos esos ejemplares únicos. Una singular sensación de plenitud me invade cuando acabo la jornada laboral y salgo a la in- clemente noche del invierno madrileño.Y cuen- to los días que me van quedando, no tanto por la urgencia de irme (aunque también tengo ganas de empezar otra etapa en mi vida) como por dejar terminadas muchas tareas pendientes n “Con Cristina Cánovas he tenido una relación especial, intensificada a raíz la exposición Una colección, un criollo erudito y un rey que reafirmó mi convencimiento en su gran valor, humano y profesional” En el centro, Cristina Cánovas.A su derecha, Marta Fernández y a su izquierda,Azucena Márquez. El tra- bajo con Cristina ha sido siempre gratificante: a su gran creatividad y capacidad de trabajo, suma su apti- tud para dirigir equipos. La amistad con Marta y Azucena surgió de nuestra pasión por la literatura.

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