NaturalMente 38

32 n atural mente 38 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente Junio 2023 La feria de la ciencia de Madrid es un lugar idóneo para descubrir y aprender cosas que no sabías, ya sea sobre física, química, biolo- gía, astronomía o ciencias sociales. Un escenario pensado para dar a conocer todas las posibilidades que ofrecen las disciplinas cientí- ficas, que busca fomentar el interés de un público que abarca todas las edades. Un sitio en el que puedes experimentar y disfrutar de la ciencia de una manera amena y accesible. Aunque, sobre todo, la Fe- ria MadridesCiencia es un lugar para entender la importancia que tienen la curiosidad y la divulgación científica. La coordinadora de los divulgadores científicos del MNCN, Consuelo Martín, hablando a los estudiantes de la feria sobre especies invasoras / Adriana Martínez Nunca había oído hablar de la feria de Madri- desCiencia cuando me invitaron a colaborar en ella. Resulta que, desde el Museo Nacional de Ciencias Naturales, donde me encuentro rea- lizando las prácticas, iban a llevar un stand en el que hablaríamos sobre algunos asuntos re- lacionados con el agua, la contaminación y las especies exóticas invasoras. Cuando llegué no pude evitar fijarme en las grandes instalaciones que habían montado otras entidades como el CSIC o la Comuni- dad de Madrid. Montajes que contrastaban con nuestros dos pequeños mostradores en los que, para exponer todo lo que llevábamos, era necesario aprovechar cada centímetro, como si de una partida de Tetris se tratara. También me sorprendieron los robots inteligentes que se van paseando por la feria, los pilotos de dro- nes que demuestran sus habilidades o las es- tructuras gigantes que llevó la Escuela Superior de Diseño para que los niños (y no tan niños) entrasen en un iglú construido con papeles re- ciclados. Pero sin duda lo que más me llamó la aten- ción fue la zona dedicada a los colegios e ins- titutos. Una sección en la que se exponían los proyectos elaborados por estudiantes de di- ferentes centros de la comunidad de Madrid. Además, era sin duda la parte más caótica de la feria, donde un montón de niños y niñas iban de acá para allá con instrumentos científicos improvisados y hechos por ellos. Instrumen- tos que enseñaban, estudiaban, comparaban y alababan junto al alumnado de otros institutos y colegios. En toda esa zona, completamente inundada por el caos, me di cuenta de que cada caseta tenía exceso de algo: de pintura, de pa- peles, de olores sospechosos, de ruido e inclu- so de plantas y flores. Pero, sobre todo, exceso de curiosidad. Y es la curiosidad lo que empujaba a todas las personas que nos visitaron, durante los tres días que duró la feria, a parar delante de nuestros humildes mostradores. Una marcha rápida, inten- tando recorrer todas las casetas que tenía la fe- ria; un pasillo, necesario para llegar a las grandes instalaciones que más destacaban; una mirada ha-

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