NaturalMente 39

28 n atural mente 39 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente Septiembre 2023 Mauricio Antón lleva más de tres décadas trabajando como paleoartista con equipos de paleontólogos. Su labor recreando cómo fueron los animales cuyos fósiles estudian es imprescindible para la investigación en sí misma y para divulgarla a la sociedad. A partir del 28 de septiembre contaremos en el MNCN con una exposición que recorre el trabajo que ha desarrollado basándose en los datos de cada fósil y la anatomía comparada con especies actuales. En estas líneas nos explica la evolución que ha vivido en su trabajo y comparte interesantes reflexiones sobre el futuro del paleoarte. Durante las más de tres décadas que llevo de- dicándome a la ilustración paleontológica, la tec- nología relacionada con mi trabajo no ha dejado de cambiar y de ofrecer al menos tantos desafíos como soluciones. Mi formación como artista fue totalmente tradicional, y los lápices y pinceles eran para mí las herramientas más fiables. Crecí admi- rando las obras de los grandes maestros del pa- leoarte del siglo XX como Burian,Knight,Zallinger o Matternes y mi mayor aspiración era emularles y crear imágenes de la vida del pasado con los mis- mos materiales que ellos habían utilizado. Pero en la segunda mitad del siglo XX una de las técnicas de pintura que más seducía a directores de arte y editores era el aerógrafo, al que debo admitir que yo veía como una má- quina infernal. Sus acabados lisos y degradados imperceptibles daban una sensación de realismo distinta a las técnicas tradicionales, en las que se percibía la mano del autor en forma de tra- zos o pinceladas. Por mi parte siempre preferí el acabado del pincel, pero finalmente tuve que in- corporar el aerógrafo a mi repertorio de herra- mientas. Recuerdo el tedio maquinal de recor- tar máscaras adhesivas una tras otra y el ruido irritante del compresor de aire que rompía el silencio de mi estudio, pero sobre todo recuer- do cómo, a pesar de usar mascarilla durante el trabajo, por la noche me sonaba la nariz y dejaba en el pañuelo un registro de todos los colores que había usado en la jornada. Previsiblemente, mi etapa de aerografista no fue muy prolongada. En aquellos años, una limitación importante para mi trabajo eran los costes de impresión. No sólo la reproducción en color, sino incluso en escala de grises, a menudo se salían del pre- supuesto de los proyectos para los cuales rea- lizaba mis ilustraciones paleontológicas y sólo el dibujo a tinta era permisible. Esto eliminaba todas las sutilezas del óleo o el lápiz y me limi- taba a un lenguaje de líneas, tramas y punteados. Recuerdo mirar con envidia no sólo los libros de arte, sino las revistas del corazón o incluso los folletos de ofertas del supermercado llenos de colores suntuosos que llegaban a mi buzón, mientras me preguntaba por qué, en este mundo injusto, cualquier tema parecía más digno de ser impreso a todo lujo que la ilustración paleonto- lógica... Años después, cuando la tecnología de escaneado y reproducción digital simplificaron la impresión de imágenes de tono continuo, ja- más sentí la menor nostalgia por la etapa del “rotring”. Junto con la tecnología digital de reproducción, en los años noventa llegaron el dibujo y pintura “Recuerdo mirar con envidia todo impreso que caía en mis manos, mientras me preguntaba por qué cualquier tema parecía más digno de ser impreso a todo lujo que la ilustración paleontológica” “La tendencia humana a ver la tecnología como algo mágico es inevitable, y más intensa cuanto más se desconoce el funcionamiento de la tecnología en cuestión”

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