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atural
mente 5
ç sumariosino cualquier otro, puedan subir sus fotos a la
plataforma en lugar de tener que hacerlo desde
su casa.Ahora hay 80 puntos BV, que no dejan de
crecer, a los que además hay que sumar otra ini-
ciativa similar llamada Observatorio Ciudadano
de la Biodiversidad, en la que empiezan a colabo-
rar algunos ayuntamientos.
También, cómo no, la plataforma cuenta con su
propia App para Android y el sistema operativo
IOS. Puede buscarse en el móvil como “app bv
móvil”. Con ella se pueden subir las fotos direc-
tamente con el teléfono. Para ello hay que tener
activados los GPS del teléfono y de la cámara,
para que automáticamente localice el lugar de la
fotografía.
Más informaciónEn determinados momentos los organizadores
de BV proponen actividades para estimular la su-
bida de fotos a la plataforma, como colaborar
con la recogida de datos sobre especies polini-
zadoras del manzano o incluso juegos como in-
tentar conseguir gran número de especies en el
mes de enero o una competición para lograr el
mayor número de fotos de una especie propues-
ta. Así no solo se consiguen más imágenes, sino
que también resulta un divertimento y una forma
de relación entre los colaboradores.
En resumen, BV es una iniciativa en la que el
ciudadano tiene la oportunidad de sentirse par-
tícipe de los descubrimientos científicos y los
investigadores cuentan con los datos aportados
Curioso ortóptero,
Saga pedo
, principal protagonista de uno de los testing en el que
se duplicó el número de ejemplares fotografiados hasta entonces en la plataforma.
www.biodiversidadvirtual.orgChinche de los piñones,
Leptoglossus occidentalis.
Foto Jesús Dorda
por miles de voluntarios. Más que una forma de
divulgación es una forma de participación del
ciudadano en la ciencia, con mayúsculas, y en
particular con la naturaleza. Es algo cada vez más
necesario en unos tiempos en que millones de
personas sienten la necesidad de pasar parte de
su tiempo al aire libre, pero no sabe encauzar
esa conexión con el medio natural. Ahora que
todo el mundo va cargado con su teléfono móvil
y su cámara digital, los científicos tienen millo-
nes de ojos repartidos como corresponsales en
cualquier lugar del mundo. Datos que, de otra
manera, quedarían muertos en los discos duros
de los ordenadores o que nunca se llegarían a
tomar por ignorar su valor
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