NaturalMente 20

39 n atural mente 20 ç sumario Para recibir un correo electrónico cuando salga el próximo número o darnos tu opinión escríbenos a naturalmente@mncn.csic.es Una investigación histórica por hacer En los últimos años se viene investigando, cada vez más, la contribución femenina a la ciencia, al igual que a otros campos de la cultura.Así, se han rescatado del olvido figuras como Maria Sybylla Merian, considerada hoy sin discusión una de las pioneras de la entomología. Aun así, es mucho lo que queda por hacer todavía en este terreno. Junto a los nombres que han aparecido en estos tres artículos, posiblemente haya otros muchos a la espera de ser descubiertos y estudiados con rigor para esclarecer la aportación de las muje- res en un siglo en que tantas de ellas brillaron en las más diversas áreas.También en los que ya se conocen hay numerosas lagunas. Aún falta, por ejemplo, examinar en todo su calado las contri- buciones de las astrónomas Nicole Lepaute, Ma- ria Margarethe Winckelmann-Kirch y Caroline Hershel, oscurecidas por su trabajo junto a gran- des astrónomos, como Lalande, Gottfried Kirch o William Hershel, respectivamente. O rescatar las obras inéditas de Maria Gaetana Agnesi. O estudiar con más profundidad los trabajos de madame du Châtelet y la aportación de mada- me Lavoisier. Esta investigación es un imperativo intelectual y ético, más allá de las exigencias, más o menos legítimas, impuestas por la perspecti- va de género al uso. Se trata ante todo de una cuestión esencial de justicia hacia unas personas que realizaron un trabajo muy valioso, por lo ge- neral en unas circunstancias llenas de obstáculos y prejuicios hacia ellas.Y también de la necesidad de conocimiento histórico de una época crucial para Occidente y la humanidad entera. La madre de la química moderna Una de las científicas más interesantes de la Ilustración fue Marie Anne Pierrette Paulze (1758-1836). Se casó muy joven con quien sería uno de los mejores químicos de la época,Antoine Lavoisier, a instan- cias del padre de Marie, para escapar de las presiones de un conde que se había enamorado de la muchacha y amenazaba, en caso no ser aceptadas sus proposiciones, con hacer perder su empleo al padre. La joven recibió instrucción en química por parte de dos colegas de su marido y se implicó en los trabajos de laboratorio de éste. Con gran dominio del inglés y muy dotada para el dibujo –recibió clases del gran pintor Jacques Louis David-, ella se encargó de traducir las obras de algunos de los principales químicos ingleses del momento, como Cavendish o Priestly, de dibujar los aparatos y el montaje de éstos en los experimentos y de preparar los informes con los resultados. Los trabajos del matrimonio Lavoisier supusieron una revolución en l a química.Antoine, un virtuoso de la experimentación, cuantificaba con precisión las reacciones que rea- lizaba, lo que permitió establecer la ley de la conservación de la materia en las reacciones químicas y demostrar que la combustión se debía a la combinación de una sustancia con el oxígeno y no a una mis- teriosa sustancia denominada flogisto, así como esclarecer el papel de dicho elemento en la respiración. Junto a varios de sus colegas, estableció asimismo un sistema de nomenclatura química clara, racional y sistemática que acabó con la confusión reinante hasta entonces en esa ciencia. En toda esta labor fue fundamental el trabajo de su mujer, quien aparece en los grabados de sus obras junto a él en el labora- torio.Además ella impidió que gran parte de su obra se perdiera cuandoAntoine cayó en desgracia ante los revolucionarios parisinos, por haber desempeñado un importante cargo oficial como recaudador de impuestos bajo la monarquía.Antoine fue acusado y condenado a morir en la guillotina en 1794, a pesar de las numerosas voces que se alzaron en su defensa, incluida su mujer, que abogó personalmente por él ante el tribunal.Confiscadas todas las propiedades del matrimonio, incluidos el laboratorio y los escritos reunidos durante años, Marie intentó recuperar cuantos documentos pudo, con el fin de salvar la obra en la que ambos habían trabajado tanto, y con ellos publicó por sus propios medios Memoires de Chimie , aparecidas hacia 1805. Si las contribuciones de Antoine Lavoisier le valieron el apelativo de padre de la química moderna, bien podría considerarse a Marie como la madre de esa ciencia nacida como tal en el siglo XVIII.Unos años después de la muerte deAntonie,Marie volvió a casarse pero más tarde se separó y durante el resto de su vida mantuvo el apellido de su primer esposo. Retrato de Nicole-Reine Lepaute. /Wikimedia Commons

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