NaturalMente 21

17 n atural mente 21 ç sumario www.naturalmentemncn.org Para recibir un correo electrónico cuando salga el próximo número o darnos tu opinión escríbenos a naturalmente@mncn.csic.es En 1995,C.W.‘Kees’ Moeliker estaba trabajando en su despacho del Museo de Historia Natural de Rotterdam , cuando oyó un gran estampido, pro- ducido por el choque de un pato contra el ven- tanal del museo. Este pato, que venía perseguido por otro pato macho, cayó muerto. El otro pato le siguió hasta el suelo y se lo estuvo beneficiando (una palabra suficientemente inocua, como para que no alarme a personas jóvenes que pudieran estar leyendo esta revista) durante un tiempo, que Kees se tomó la molestia de medir. La dura- ción del ‘beneficio’, la estimó en unos 75 minutos aproximadamente.Tiempo, tras el cual, Kees deci- dió terminar con el ‘espectáculo’, recogió al occi- so, que resultó ser otro pato macho, y lo pasó al preparador de colecciones, para incorporarlo en los fondos del Museo. El beneficiado se tuvo que dar por satisfecho y emprendió las de Villadiego. Pasó un cierto tiempo hasta que Kees se decidió comunicar este suceso a la comunidad científi- ca, y lo hizo en la revista del museo, Deinsea , con el sugerente título de: ” The first case of homo- sexual necrophilia in the mallard Anas platyrhyn- chos (Aves:Anatidae) ” . Un destino razonable para una observación realizada en los propios terrenos del museo, con el valor añadido de que, al ser tus En un mundo donde se publican alrededor de 2,5 millones de artículos científicos al año (STM report, 2015), desear ser noticia internacional y figurar en la memoria de nuestros ciudadanos, no deja de ser una banal y fútil aspiración. Sin embargo, a algunos les persigue la fama, aunque no haya sido voluntariamente pretendida. propios compañeros los que evalúan su conteni- do, lo pueden aceptar al día siguiente de haber sido enviado a la revista. Eso, salvo que Deinsea cuente con los evaluadores por pares más rápidos del mundo (pues, incluso las revistas científicas conceptualizadas como ‘depredadoras’, se suelen tomar la molestia de una semana como mínimo para la evaluación de un trabajo). Por este artículo, Kees consiguió el premio ‘ Ig Nobel ‘ de Biología en 2003, premios que, como se sabe, se celebran to- dos los años en la Universidad de Harvard al tiem- po de conocerse los verdaderos premios Nobel. Ig Nobel son premios a artículos científicos que primero te hacen reír y después te hacen pensar. Es difícil evitar mencionar otro memorable artícu- lo de un autor neozelandés que demostraba, con diseño experimental incluido, que los calcetines puestos por encima de las botas resbalan menos en superficies heladas que, como se suelen llevar, dentro de ellas. Este fue el primer momento de gloria de Kees Moeliker, que daría lugar a su correspondien- te charla TED y otros eventos mediáticos. Kees podría ya descansar, sabiendo que su nombre no se perdería entre los millones de nombres que en la tierra han sido. Pero la Historia, esa dama caprichosa, no estaba dispuesta a abandonarle así tan pronto. De forma que, unos veinte años más tarde, siendo ya Moeliker director del Museo, la Historia ha vuelto a llamar a su puerta y lo ha vuelto a convertir en materia de prensa.

RkJQdWJsaXNoZXIy ODk0OTk=