NaturalMente 22

40 n atural mente 22 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente Los grupos de homínidos que han poblado la Tierra desde hace más de un millón de años, vivían en condiciones extremadamente duras en las que obtener alimentos era muy complicado. A la dieta vegetal que recolectaban en los bosques, se fue sumando la ingesta de carne que obtenían actuando como carroñeros o cazando sus propias presas con el gran peligro que suponía. Es posible que el canibalismo fuera una costumbre más habitual de lo que nos gustaría pensar. Y es que hoy en día es muy difícil asimilar este comportamiento, de hecho se ha convertido en un tabú que puede hacer que nos cueste aceptar las evidencias que hablan de cómo lo practicaron nuestros antepasados. La realidad del canibalismo ha estado presente en prácticamente toda nuestra historia… expre- siones como “me lo comería” o “está para co- mérselo” casi son provocativas en este aspecto y, sin embargo, son de uso habitual y cotidiano para enfatizar con cariño que alguien nos gusta. Existen muchas maneras de canibalismo que se han desarrollado a lo largo de nuestra historia. De manera reiterada, acciones que responden a causas puramente gastronómicas o tratamientos rituales, incidental y esporádicamente en casos extremos de supervivencia o exaltación social en momentos de euforia generalizada, aparte de casos patológicos de crímenes pasionales de ma- nera individual.Aun hoy día hay noticias de algu- na víctima que ha sido ingerida por algún familiar o enamorado, incluso turistas que se acercaron demasiado a tribus poco aconsejables. El consumo de partes o tejidos de individuos de la misma especie es por definición “canibalis- mo”, término que, al parecer se acuñó en 1492. Sin embargo, ya en la Edad Media y mucho an- tes, médicos y curanderos consideraban que el Museo de América, ilustraciones del Có- dice Magliabecchiano mostrando los rituales religiosos sacrificando varios individuos durante las ofrendas. consumo de placenta, huesos molidos o humo- res de individuos sanos eran un reconstituyente milagroso para sus pacientes. Nada en esas re- cetas conllevaba el asesinato ni la violencia hacia el individuo canibalizado, porque bien en vida o ya muertos por causas naturales, los donantes no sufrían daños dolorosos ni acciones incom- patibles con su vida. Cuando esta práctica con- llevó acciones violentas se consideró un hecho execrable.Acciones de consumo de semejantes destaparon un sentimiento de horror hacia las nuevas civilizaciones del Nuevo Mundo que ase- sinaban, torturaban o simplemente trataban a los europeos como ganado para consumir.

RkJQdWJsaXNoZXIy ODk0OTk=