NaturalMente 23

77 n atural mente 23 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente Se atribuye a Paracelso el principio de ‘la dosis es la que hace el veneno’, entendiendo que, para dife- rentes sustancias, la cantidad es la causa del mal.Algo tan inocuo y a la vez tan necesario como el agua, se incluía en uno de los documentos dedicados a los distintos métodos de suicidarse que recorrían la red hace unos años. En él se aseguraba que, tras la inges- tión de 14 litros del líquido elemento, el tránsito definitivo sería un hecho. Esta noción es importante, pues es la que explícita o implícitamente se utiliza para clasificar el umbral a partir del cual una sustan- cia se puede considerar perjudicial para la salud o dejar de serlo, y de donde vienen gran parte de las disposiciones reguladoras de la salud pública. Pero, y este es un gran PERO, esto no siempre es así. El libro Materia de preocupación que comentamos habla de sustancias cuyo consumo en cantidades extremadamente pequeñas es muy perjudicial. Este libro, cuyo subtítulo es “la amena- za urgente de productos químicos que alteran las hormonas para nuestra salud y nuestro futuro ... y lo que podemos hacer al respecto”, está estructurado en tres secciones, una dedicada a poner de manifies- to la interrupción de la función endocrina, la siguien- te cómo operan estos interruptores y la tercera lo que podemos hacer al respecto.Todo ello con espe- cial atención a lo que se conoce por sus efectos en el desarrollo infantil y sus implicaciones epigenéticas. Para situarnos, lo mejor es poner primero unas estadísticas oficiales americanas: en el año 2000 se hacía una diagnosis de autismo (o lo que se ha ve- nido en llamar ‘gama del autismo’) en 1 de cada 250 niños. Hoy es de 1 cada 59. Si hablamos de obesi- dad, en 2016 había un 40% de americanos obesos y un 30% tenía sobrepeso (otros países occidentales no están muy lejos de estas cifras) con las impli- caciones para la diabetes-2, colesterol alto, y otra serie de alegrías médico-corporales. Entre los posibles causantes de este incremento se encuentran: - Pesticidas, como el chlorpyrifos, sobre el que se puede leer una buena historia en la Wikipedia, preguntando por Scott Pruitt. Nombrado por D. Trump como director de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), tuvo que dimitir en julio del año pasado por malas prácticas. - Los retardantes de llama, - Las sustancias químicas presentes en diferen- tes tipos de plásticos. - Otras sustancias químicas singulares como el bisfenol A y los ftalatos. La categoría de los ‘…etc’ es una de las poten- cialmente más ‘divertidas’, ya que Trasande nos asegura que sólo un 5% de los productos que ac- tualmente circulan por nuestro entorno, han sido rigurosamente analizados. Claro que, algo que no se ha analizado no quiere decir que sea inocuo. Es que no se sabe. Muchas de las sustancias que menciona son inte- rruptores endocrinos que afectan al desarrollo hu- mano, a veces con pequeños efectos en cada niño (por ejemplo, una disminución de 5 puntos sobre el Coeficiente de Inteligencia medio poblacional), que no serán apreciados por una madre o un padre. Pero si tenemos en cuenta el número de personas que se pueden ver afectadas por esa disminución, entonces el coste económico social es enorme. ¿Qué hacer? Informarse. Trasande y otros colegas han construido una base de datos pública ( www.ewg.org ) con la infor- mación que se conoce sobre sustancias que pueden estar presentes en cosméticos, embalajes, etc y su grado de peligrosidad. Y de las que no se conoce con certeza, qué es lo que se ‘presume’. En el texto se especifican vegetales como las uvas, las fresas o los pimientos, entre otros, que son susceptibles de incorporar sustancias químicas perjudiciales que no se van con el simple lavado, y donde la opción ecológica está más que recomendada. Pero lo ideal sería que el libro se tradujera pronto al castellano y cualquier persona interesada por su salud y las de los suyos pudiera acceder a todo el conocimiento contenido en sus páginas. Antonio G.Valdecasas