NaturalMente 36

34 n atural mente 36 ç sumario Suscríbete Consulta aquí todos los números de NaturalMente Diciembre 2022 Falso retrato de Jan Swammerdam. Pintado en el siglo XIX a partir de un personaje de una pintura de Rem- brandt. Dominio público. Un anatomista excepcional En 1637 nació en Ámsterdam Jan Swammer- dam, quien iba a descubrir para la ciencia muchos de los que habían sido hasta entonces grandes secretos del mundo de los insectos. Considera- do uno de los más habilidosos anatomistas de- dicados a la microdisección de su época, Swam- merdam, que estudió Medicina en la Universidad de Leiden, fue un apasionado estudioso de los in- sectos, animales que le entusiasmaron desde que era un niño, para disgusto de su familia, que veía la casa invadida por todo tipo de «bichos» que el joven Jan recogía en sus caminatas y excur- siones. Esta pasión temprana le hizo renunciar a los planes que su padre, un apotecario –es decir, un farmacéutico-, había dispuesto para él, lo que motivó serias desavenencias con su progenitor y también con otros familiares. Sus descubrimientos los debió en buena medi- da a su incomparable destreza para fabricarse su propio instrumental, con el que realizaba obser- vaciones de una precisión nunca alcanzada has- ta entonces en ese campo de la zoología. En su Queremos pensar que hoy en día todo el mundo aprecia la relevancia de los insectos que pueblan el planeta. Sin duda los lectores de esta revista saben el valor incalculable de este grupo de animales que en la actualidad se encuentra en un preocupante declive. Pero ¿cómo comenzó el estudio de los insectos? Descubre el papel que tuvo Swammerdam, el protagonista de este artículo, en los primeros pasos que dio la ciencia de la entomología. equipo figuraban, entre otros adminículos, unas tijeras diminutas, un cuchillo transformado por él con gran paciencia en bisturí y una pequeña sie- rra que se fabricó utilizando para ello el muelle de un reloj.También se sirvió de micropipetas en sus observaciones y de diversas sustancias para preservar sus especímenes, como el alcohol y la cera, esta última usada para hacer inclusiones de los órganos que iba analizando. Sin duda influenciado por los hallazgos micros- cópicos de su compatriota Leeuwenhoek y del británico Robert Hooke, autor de la magnífica obra Micrographia (1665), que abrió el estudio del microcosmos a la ciencia, se valió en sus in- dagaciones de manera sistemática del microsco- pio. No pocos naturalistas consideraban enton- ces este instrumento un artefacto que falseaba la observación al interponerse entre el objeto examinado y el observador que lo estudiaba, por lo que renunciaban a él. Armado con tales herramientas emprendió sus investigaciones sobre una gran variedad de insectos, entre ellos las abejas, las efímeras y las mariposas, con trabajos que se consideran clá- sicos en entomología. Pero también acometió estudios en otros muchos campos, como, por ejemplo, los órganos reproductores y la circula- ción de la sangre en los seres humanos, la causa del movimiento de los músculos, que atribuyó a

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