Basar la restauración fluvial únicamente en la revegetación en la rivera, implica un impacto negativo sobre la actividad morfológica y los sedimentos. Por tanto, resulta necesario encontrar un equilibrio que permita la re-naturalización del cauce y de la vegetación de ribera JULIO Caracol tonel (Tonna galea) Colección de Malacología MNCN 15.05/81871 Este gasterópodo marino se caracteriza por su concha de forma globosa, fina, ligera y reforzada por unas características costillas que la hacen muy resistente. Los adultos pueden alcanzar un tamaño de hasta 29 cm de altura. Tonna galea se encuentra en fondos arenosos infralitorales cercanos a zonas rocosas de aguas cálidas y tiene hábitos nocturnos. Se distribuye por los mares Caribe y Mediterráneo, costas atlánticas africanas y la región Indopacífica, a profundidades de entre 5 y 120 m. Es una especie carnívora que se alimenta principalmente de holoturias y otros equinodermos utilizando una ventosa con la que se adhieren a sus presas. Está equipado con una probóscide parcialmente evaginable y extensible, que es capaz de engullir a sus presas que luego son digeridas gracias a la acción del ácido sulfúrico y clorhídrico presentes en su saliva. La carne de este molusco es comestible, encontrándose puntualmente en las lonjas de los puertos de las provincias de Huelva y Cádiz. En Andalucía, la denominación más frecuentemente empleada es caracola o caracol. Aunque también se emplea el nombre de caracol de la mar, caracola fina o caracola amargosa. El ejemplar expuesto (MNCN 15.05/81871) mide 28 cm y fue radiografiado, poniendo al descubierto su estructura interna. Javier de Andrés Cobeta, Lola Bragado Álvarez y Fernando García Guerrero La pieza del mes En general, la vegetación de ribera condiciona y filtra la actividad fluvial y, en tramos de elevada densidad, puede inhibir los procesos geomorfológicos naturales. Es por ello que la dinámica geomorfológica se incrementa si se disminuye la vegetación de ribera. Normalmente, las acciones de restauración fluvial basadas en la revegetación de la ribera implican un impacto negativo sobre la actividad morfológica y los sedimentos. Por tanto, resulta necesario encontrar un equilibrio que permita la re-naturalización del cauce y de la vegetación de ribera. En la recuperación ambiental de los ríos se deben evitar actuaciones que impliquen soluciones estructurales que, lejos de solucionar los problemas ambientales, los agravan. La visión de un río como un canal para el transporte de agua ha llevado a olvidar su función en la circulación de sedimento y nutrientes. Como consecuencia, se han producido importantes deficiencias en la gestión de los sedimentos y nutrientes. En las últimas décadas, se ha experimentado un cambio paulatino en la mentalidad de muchos técnicos y gestores, que se ha consolidado recientemente. Sin embargo, todavía estamos lejos de superar como sociedad la relación entre progreso, seguridad y actuaciones de obra civil. En su conjunto, estas actuaciones favorecen la ocupación de espacio del río que, tarde o temprano, acaba recuperando o inundando. Este cambio de mentalidad en la restauración fluvial pasa por considerar el papel de los sedimentos y la geomorfología como solución integrada junto a actuaciones ecológicas. En general, la restauración fluvial implica proveer de herramientas (caudal, líquido y sedimentos) y medios (espacio fluvial) para que el río realice y complete su trabajo de recuperación. Es cierto que en ríos poco dinámicos (altamente regulados) o en tramos muy alterados no existe una capacidad de recuperación, siendo necesario realizar acciones locales o a escala de cuenca, que permitan activar las deficiencias hidro-sedimentarias y revertir los efectos de la degradación. En este camino, resulta fundamental recuperar un espacio fluvial donde el río pueda desarrollar sus funciones y procesos (erosión, deposito, desbordamiento...) e integrar este nuevo espacio con actividades humanas compatibles con objetivos ambientales (puntos de observación y enseñanza). Este territorio del río debería ser continuo y con la suficiente anchura para permitir la dinámica hidromorfológica y las funciones ecológicas, a la vez que favorezca la laminación de las inundaciones. En la delimitación de este espacio fluvial se pueden aplicar criterios de dinámica hidromorfológica reciente e histórica. Se trata en definitiva de hacer una restauración que aborde los procesos geomorfológicos y las conexiones del sedimento, de forma que la recuperación sea sostenible en el tiempo 24 25 43 Septiembre 2024 Sumario Accede a todos los números Suscríbete
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