En España, cada año derriban del orden de 100 barreras fluviales en desuso, una actividad clave para recuperar la funcionalidad y la dinámica de los ríos La falta de caudal de los ríos efímeros favorece que hoy en muchas ramblas se practique la extracción de grava, los vertidos o la ocupación agrícola. Las extracciones de gravas han conducido a una profundización media de los cauces de 4 metros, a la vez que se ha generado un estrechamiento y una desconexión con la llanura de inundación La Rambla de la Viuda (Vall d’Alba, Castellón). Izquierda: Vista de un tramo con extracciones de grava en 2023. Derecha: Vista de la Rambla 6 km aguas abajo de la anterior tomada en 1990, mostrando un cauce trenzado en estado semi-natural. La pérdida de patrimonio natural y cultural es significativa / Fina García, Costur En los ríos, la dinámica fluvial y sedimentaria está determinada por el régimen de caudal y su estacionalidad. En este sentido, se pueden diferenciar los ríos con flujo permanente de otros que tienen un flujo no permanente ligado a las estaciones de lluvia. A su vez, los ríos de flujo no permanente se clasifican en ríos intermitentes (flujo entre 4 y 8 semanas al año) y ríos efímeros (flujo inferior a 4 semanas al año). En la región mediterránea, los ríos intermitentes y efímeros constituyen más del 70% de la red fluvial. En concreto, las ramblas son un ejemplo de ríos efímeros debido a que únicamente se produce flujo después de lluvias intensas de otoño y primavera. La falta de caudal de estos ríos efímeros les ha conducido a su marginación pública e institucional, favoreciendo actividades como las extracciones de grava, tráfico rodado, conducciones lineales, vertidos y ocupación agrícola. Esto no forma parte del pasado, sino que ocurre hoy en día en muchas ramblas mediterráneas. Sin duda estos hechos reflejan un valor social y una protección jurídica deficiente, lo que dificulta su gestión ambiental y conservación. En su conjunto, hemos olvidado el papel fundamental de los ríos, ya sean de flujo permanente o efímero, que no es otro que la cirlogía, pendiente...), y de variables dinámicas (cantidad y variación del caudal hídrico y de sedimentos). En general, el cauce fluvial suele estar flanqueado por la llanura de inundación o zona de baja pendiente construida por la corriente fluvial en su régimen de crecidas. Esta llanura de inundación permite disipar la energía de las avenidas y almacena temporalmente el caudal, produciendo un efecto laminador que reduce el pico de la inundación. Las inundaciones favorecen los intercambios ecológicos y son la base de la conectividad ecológica y sedimentaria a lo largo y ancho del corredor fluvial. Por tanto, las crecidas son episodios necesarios para la dinámica sedimentaria y la conservación fluvial. Entre los principales efectos de las actividades humanas sobre el cauce destaca la incisión o profundización del fondo del cauce. Por ejemplo, las extracciones de gravas del fondo de las ramblas han conducido a una profundiEjemplo de una actuación de demolición de barreras obsoletas. Arriba: Río Ibías en Degaña (Asturias) antes de la demolición. Debajo: Vista del Río Ibías después de la actuación /Confederación Hidrográfica del Cantábrico culación del agua, el transporte de sedimento y nutrientes, y la renovación y conexión de los sistemas físicos, acuáticos y riparios. Desde el punto de vista geomorfológico, el cauce es el elemento fundamental para el transporte de agua y sedimento, de manera que su forma y tamaño dependen de los caudales dominantes en cada sector de la red de drenaje. Este cauce puede presentar cuatro tipos básicos: rectos, sinuosos, con meandros y trenzados. Sus características propias como sección, profundidad, número de brazos y morfología del lecho (pozas y rápidos) y orillas, dependen de variables del terreno o estructurales (lito20 21 43 Septiembre 2024 Sumario Accede a todos los números Suscríbete
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