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ç sumarioblanco con rayas negras en patas y glúteos, como
las cebras. Se trata de un patrón de coloración
único, que le permite camuflarse entre la espe-
sura de la vegetación y las hojas marchitas de las
selvas en las que vive. Ojos grandes, orejas gran-
des y lengua grande, más bien larga, tanto, que no
sólo la utiliza para alimentarse de hojas, frutos y
semillas, sino también para limpiarse las orejas y
los ojos. Los machos tienen, como las jirafas, dos
pequeños cuernos que de lejos parecen sólo uno,
de ahí lo de unicornio.
Se necesitan años de búsqueda y de intenso estu-
dio para encontrar una nueva especie de mamífero,
por lo que su hallazgo fue uno de los descubrimien-
una mítica criatura a realidad causó un gran impacto.
Como si ahora nos dijeran que el monstruo del lago
Ness existe, un shock.
A partir de ese momento todos los zoológi-
cos quisieron conseguir un ejemplar, y comenzó
una persecución afortunadamente muy poco
fructífera ya que su remota distribución causó un
gran número de bajas entre la población humana.
Prácticamente fue lo que le salvó de la extinción.
En 1904 un geólogo suizo, el Dr. JJ David, tuvo el
dudoso honor de ser el primer europeo que vio
y disparó a un okapi. La piel y el esqueleto de este
animal aún se conservan en el Museo de Historia
tos zoológicos más importantes de la historia.Y no
sólo para los científicos, que ya en aquella época
pensaban que estaba cubierto el cupo de grandes
mamíferos; en la sociedad del siglo XX el paso de
“Tras casi 50 años sin saber
de él, el 10 de septiembre de
2008, la Sociedad Zoológica
de Londres anunció que
habían tomado fotos del
okapi en el Parque Nacional
de Virunga”
Imagen de un okapi /Raul654
Un claro del bosque:
la ilustración muestra un intento por adentrarse enl a selva africana/H.M.