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n
atural
mente 7
ç sumarioMientras el carácter elusivo
del tímido animal consiguió
mantenerlo oculto durante
todo ese tiempo, no fue así
con losWambutti, que pasaron
de la perfecta armonía en que
vivían desde hacía milenios en
los densos bosques africanos a
ser “cazados” para exhibirlos
como monstruos de feria en la
Exposición Universal de Paris
(1889). Posteriormente, en 1900, fueron resca-
tados por Johnston, que decidió llevar a cabo un
segundo viaje al
Congo belga con
la compañía de
los nativos.
Aunque la expe-
dición no cumplió
el objetivo previs-
to – tampoco esta vez
se dejó ver el O’api- fue
bastante fructífera, y unas
pieles enviadas a la Sociedad
Zoológica de Londres desmintieron la posibilidad
de que fuera una cebra. Se le dio el nombre de
Equus johnstoni
, si bien su adscripción al género
Equus
fue considerada dudosa desde el principio.
Esta equivocación fue confirmada posterior-
mente cuando Johnston, tras seguir el rastro
del animal en otra incansable expedición, en-
contró huellas con dos dedos, por lo que
dedujo que el o’api debía ser un artiodác-
tilo (mamíferos con un número par de dedos) y
no un équido, que es un persidodáctilo (número
impar de dedos). Unos cráneos obtenidos poste-
riormente por el explorador confirmarían que el
ya conocido como okapi era una especie de jira-
fa de bosque que finalmente fue bautizada como
Okapia johnstoni,
nombre que rinde homenaje a
su descubridor.
Pero, ¿cómo es en realidad el okapi?, ¿parecido
a un caballo con rayas? ¿a una cebra con cara de
jirafa? ¿a una jirafa de cuello corto? En realidad,
es un poco de todo. Este solitario mamífero ar-
tiodáctilo pertenece a la familia Giraffidae, de la
Recortes de periódicos de
la época en que fue descu-
bierta la especie
Okapia
johnstoni
El okapi utiliza su lengua, además de para alimen-
tarse de hojas, frutos y semillas, para limpiarse las
orejas y los ojos. /Yummifruitbat
“En el siglo XX que el
okapi pasara de ser un
mito a una criatura real
fue un shock. Como si
ahora nos dijeran que el
monstruo del lago Ness
existe”
que sólo sobreviven dos géneros, cada uno con
una especie viva:
Okapia
y
Giraffa
, de hecho, es el
pariente vivo más próximo a la jirafa, y es muy
parecido a los antiguos jiráfidos del Mioceno (23-
5 millones de años).
Pesa unos 200-300 kg y recuerda por la forma
de su cuerpo a una jirafa pequeña de patas y cue-
llo cortos. Su pelaje, impermeable para sobrelle-
var las intensas lluvias de la selva tropical, es di-
ferente, aterciopelado, rojizo en todo el cuerpo y