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Recientemente, en Doñana y su entorno se
han vivido momentos tremendos. Un incen-
dio con varios frentes se alió con unos vientos
anormalmente fuertes para, en poco tiempo, ge-
nerar una situación extremadamente peligrosa
y absolutamente descontrolada, en la que nada
parecía poder detener el avance de las llamas. El
incendio se originó en el paraje La Peñuela de
Moguer el pasado sábado 24 de junio. En poco
tiempo dos poblaciones turísticas costeras con
alrededor de 100.000 personas, Matalascañas y
Mazagón, se vieron sitiadas entre el fuego y la
playa.A media tarde, el fuego amenazaba el cen-
tro de recepción de visitantes del Parque Nacio-
nal, conocido como Palacio del Acebuche, que
hubo que evacuar de inmediato. Personas y vehí-
culos fueron trasladados y se dio acertadamente
la inevitable orden de desalojo de uno de los 5
centros de cría en cautividad del lince ibérico
situado allí. Los linces que se encontraban en
cercados pequeños acompañados de sus crías
fueron capturados y trasladados inmediatamen-
te. A aquellos que se encontraban en cercados
de mayores dimensiones y que no era posible
Playa, siesta, calor, helados, piscinas, paseos, incendios forestales…
Como si de un elemento típico de la estación estival se tratara, un
verano más hemos sufrido los incendios forestales, cada vez más
numerosos y devastadores, que asolan la península ibérica. Miguel
Ferrer, delegado institucional del CSIC en Andalucía, nos cuenta
cómo se vivió el que sufrió el emblemático Parque Natural el pasado
junio y apunta cómo reducir sus efectos a largo plazo
capturar en plena situación de emergencia, se les
abrieron las puertas para que, en el caso de que
llegase el fuego, al menos tuvieran una posibilidad
de escape.
Cuando más desesperada parecía la situación,
el viento cayó dando una oportunidad a los efec-
tivos anti-incendios de todas las administraciones
a efectuar de forma eficaz su trabajo. Durante la
noche y gran parte del domingo, el viento siguió
relativamente calmado, lo que permitió reducir
el incendio que el martes se declaró controlado.
En la zona permanecieron retenes de bomberos
forestales, vehículos autobombas y camiones no-
driza, entre otros recursos para vigilar, rematar y
liquidar el fuego. Este incendio ya no haría más
daño del que había causado. Los 2.000 desaloja-
“Esperemos que este
desgraciado incendio se
convierta ahora en una
posibilidad de recuperar no solo
el área, sino la biodiversidad
vegetal y animal que podría
sustentar la zona”
Vista del Palacio Bolín de Doñana / Héctor Garrido (CSIC)