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6

n

atural

mente 4

ç sumario

Masas de silicato de cobre (crisocola). En la etiqueta se dis-

tingue el símbolo alquímico de cobre (Heuland, 1796)

Pepita de oro redondeada por las arenas del río Pinto

(Choco, Colombia)-

terizar los minerales con gran precisión y sin

necesidad de describir el aspecto externo de

la muestra. Estos son equipos analíticos caros,

que solo están disponibles en centros de inves-

tigación y no llegan a la gente de la calle, que

sigue necesitando definir de forma precisa los

ejemplares de minerales y de rocas que tienen

en su mano de la misma manera que se hacía

hace cien años.

Probablemente, este artículo sea más apro-

piado para una clase de lengua castellana que

para una de mineralogía moderna. Sin embargo,

la definición tradicional de hábitos y texturas

de minerales y rocas facilita su descripción para

cualquier actividad o aplicación docente o tec-

nológica.

El hábito de un cristal depende en primer

lugar del sistema cristalino del mineral, así se

observa que espinelas, granates, piritas o dia-

“Los minerales presentan

diferentes morfologías o

hábitos cristalográficos

así como gran variedad de

maclas o asociaciones de

cristales y de rocas”

a una brusca precipitación, termina producien-

do un conjunto de micro-cristales en lugar de

grandes cristales.

Las maclas son agregados de cristales pro-

ducidos por perturbaciones del crecimiento

cristalino, aportación irregular de materia,

viscosidad de la disolución, etc… Básica-

mente, las maclas son cristales asociados si-

métricamente que se originan cuando en la

disolución aparecen núcleos cristalinos que

nacen juntos, ensamblados simétricamente, y

van creciendo hasta que finalmente queda de-

sarrollada la macla. Tradicionalmente se han

clasificado, de forma confusa, por su aspecto,

en maclas de yuxtaposición o de compene-

tración, dependiendo de la relación entre sus

cristales. Los distintos tipos de maclas son ca-

mantes, todos ellos del sistema cúbico o regular,

acaban proporcionando formas redondeadas.

En segundo lugar, de las condiciones de forma-

ción del cristal donde, por ejemplo, la existencia

de flujos direccionales de líquidos modifica la

forma final de los cristales, de tal manera que

una pirita, en principio un cubo, acaba teniendo

forma de tiza o de caja de cerillas: internamente

sigue teniendo estructura cristalina de pirita cú-

bica aunque la forma externa no lo sea.

Los cristales se presentan en la naturaleza de

muy diferentes maneras: incluidos o flotantes,

es decir, envueltos en una matriz que los rodea;

tapizando huecos (geodas), tapizando superfi-

cies (drusas) y estas a su vez forman crestas

(baritina), haces (zeolitas), esferas y abanicos

(prehnita), rosetas (oligisto), etc..

Durante el crecimiento de grandes mono-

cristales es importante considerar varios fac-

tores de su ambiente de formación, como son

la tranquilidad, la constancia de la temperatura,

la limpieza del sistema, etc.., porque cualquier

variación de alguno de estos factores genera

múltiples micro-núcleos cristalinos que, unido