6
n
atural
mente 5
ç sumarioCO
2
de los ecosistemas terrestres, lo que anual-
mente, equivale aproximadamente a 5 veces más
CO
2
que el producido por todas las emisiones
de la actividad antropogénica juntas. Esta respi-
ración heterótrofa (producida por los microor-
la ecología de estas poblaciones de microorga-
nismos, hasta ahora tan desconocidos debido,
principalmente, a nuestras limitaciones metodo-
lógicas. Las perturbaciones medioambientales,
tales como las asociadas al cambio global (cli-
ma, cambios de usos, deposición de nitrógeno,
etc.) pueden afectar a su ecología, su capacidad
de proveer nutrientes para el crecimiento de las
plantas y sus tasas de respiración aeróbica (CO
2
)
afectando, por ende, al funcionamiento y salud
de los ecosistemas, así como a la capacidad de
estos últimos de almacenar carbono. Según la vi-
sión clásica de la ecología microbiana la gran di-
versidad de bacterias y hongos que encontramos
en los suelos (hemos llegado a encontrar hasta
3000 filotipos diferentes de bacterias en 300 mg
Figura 2. Ejemplo de raíz micorrizada. Las hifas del
hongo son capaces de explorar las fuentes de nu-
trientes y agua con mayor eficiencia que las raíces.
La biodiversidad de los suelos terrestres, una ilustración de Camila Pizano
“Más allá de por
su complejidad
ecológica, el suelo
se ha convertido en
materia de estudio
por su papel
determinante en el
mantenimiento de las
condiciones para la
vida en La Tierra”
ganismos) es además tremendamente sensible
a las variaciones en las condiciones climáticas y
medioambientales, por lo que pequeños cambios
globales en el clima o la salud de los bosques
pueden suponer un aumento muy importante
de las emisiones de CO
2
totales de la biosfera,
agravando, de esta manera, el efecto invernadero.
En este contexto, es muy relevante entender