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n
atural
mente 5
ç sumarioNuestros estudios indican además que la in-
tensificación de las sequías puede, en un futuro
no muy lejano, favorecer a algunas comunida-
des microbianas dominadas principalmente por
hongos, que por ser organismos que evolucio-
naron en condiciones terrestres parecen tener
mejores estrategias para evitar las sequías cró-
nicas que las bacterias, que mayormente evolu-
cionaron en los océanos. Debido a que hongos y
bacterias tienen metabolismos y tasas metabóli-
cas muy diferentes generalmente más bajas para
los hongos que para las bacterias, estos cambios
ecológicos pueden conllevar enormes transfor-
maciones en la forma de ciclado de carbono y
nutrientes en los ecosistemas terrestres.
Además de todo esto, la ecología y funcio-
namiento de las comunidades microbianas está
estrechamente ligada a la de las comunidades
vegetales de los ecosistemas terrestres. Por tan-
to, otra gran línea de investigación que estamos
explorando es el papel funcional y la respuesta
de las comunidades microbianas ante eventos
de decaimiento y colapso forestal como los
que se están observando en estas últimas déca-
das. Esto es especialmente llamativo en la zona
mediterránea donde los, cada vez más largos
y extremos periodos de sequía estival afectan
a muchas especies forestales. Por ejemplo, en
los bosques mixtos de Prades (Tarragona), don-
de el pino albar,
Pinus sylvestris
, está muriendo
lentamente y siendo reemplazado por las en-
cinas,
Quercus ilex,
vemos como las comunida-
des bacterianas bajo árboles muertos ya hace
una década se asemejan más a las comunidades
microbianas asociadas a la encina, es decir, el
cambio en el suelo se refleja mucho antes de
que la encina haya físicamente reemplazado al
pino muerto. Esto sugiere que la sucesión se-
cundaria está ocurriendo más rápidamente en
la parte subterránea que en la parte aérea. A la
larga, estos cambios en la ecología subterránea
conllevarán enormes cambios en las emisio-
nes de CO
2
y el reciclado de carbono de estos
sistemas. En Doñana, la muerte de las sabinas
después de un episodio de sequía extrema en
el invierno de 2005 (a pesar de ser un árbol
históricamente adaptado a las condiciones de
aridez) también ha derivado en profundos cam-
bios estructurales y funcionales de las comuni-
dades microbianas que se traducen en cambios
substanciales en la capacidad de estas comu-
nidades de ciclar principalmente el carbono y
emitir CO
2
. A pesar de todas estas evidencias,
nuestros modelos de predicción todavía no tie-
nen en cuenta estas posibles transformaciones
en los ciclos biogeoquímicos tan estrechamente
asociados a cambios en la estructura y ecología
de las comunidades microbianas. En este sen-
tido, ya empiezan a surgir modelos capaces de
De izquierda a derecha, un suelo calizo y pedregoso de un páramo castellano, suelo y racíes de encinar (Jorge Curiel Yuste) y un área de cultivo antes de la siembra / Jorge
Curiel Yuste y Xiomara Cantera
“La ecología del suelo
debería tenerse en cuenta
a la hora de predecir la
respuesta de las reservas
de carbono y el reciclaje de
nutrientes ante perturbaciones
medioambientales”