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n

atural

mente 5

ç sumario

de suelo) se traducen en una enorme redundancia funcional de estas poblaciones. Es de-

cir, muchos microorganismos diferentes pueden ejercer una misma función. Esta visión

clásica asume que las perturbaciones sobre estas comunidades no tienen consecuencias

en su funcionamiento. Como veremos, hay motivos para revisar esta idea.

Estudios recientes de campo y de laboratorio sobre los efectos de perturbaciones

climáticas, están mostrando evidencias robustas de que la ecología de las comunidades

microbianas debería tenerse en cuenta a la hora de predecir la respuesta de las reservas

de carbono de los suelos al clima. Esto es debido a que la capacidad de estas comuni-

dades para aclimatarse a situaciones medioambientales desconocidas anteriormente

y de elevar su metabolismo cuando, aparentemente, las condiciones no son óptimas

puede afectar enormemente a las predicciones de emisiones de CO

2

de los modelos

biogeoquímicos actuales.

Figura 3. Perfil de un suelo del Páramo Colombiano (Matarredonda) donde

se observa su heterogeneidad así como la enorme cantidad de materia

orgánica (tono oscuro) y de vida (raíces) que alberga. / Ana-Maria Hereş)

En nuestros estudios, donde acoplamos el uso

de técnicas moleculares de análisis de huella ge-

nética o técnicas de secuenciación de nueva ge-

neración (pirosecuenciación) con las medidas del

funcionamiento microbiano (respiración aeróbica,

respiración de suelos), mostramos como la diver-

sidad y estructura de las comunidades microbianas

puede afectar enormemente a su respuesta al cli-

ma y a las emisiones de CO

2

del suelo. Además,

bajo las exigentes condiciones climáticas medite-

rráneas, donde hay tanta sequía y además el paisaje

ha sido tan transformado por el hombre a lo largo

de la historia, nuestros estudios muestran cómo la selección histórica y la capacidad de

adaptación de estas comunidades puede hacerlas mucho más resistentes de lo esperado

al cambio climático (sequías crónicas simuladas durante 10 o más años) o a la intensi-

ficación de la fragmentación del hábitat que se espera en el futuro para estas regiones.

Hojarasca en un pinar. / Jorge Curiel Yuste

“Pequeños cambios

en el clima o de salud

del bosque pueden

suponer un aumento

absoluto en emisiones

de CO

2

a la atmósfera

procedentes de estas

comunidades”