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La existencia de vida en suspensión, así como

de diversos tipos de partículas orgánicas y de

nutrientes y sustancias disueltas, supone que el

agua transporta en su seno una gran cantidad de

alimento. Podríamos decir que el agua del mar

es, de alguna manera, un auténtico “caldo nutri-

cio”. Ello ha determinado que buena parte de los

grupos o especies de animales marinos se hayan

adaptado a alimentarse de forma pasiva, por fil-

tración, y a la vida sésil (fija al sustrato). Por el

contrario, en el medio terrestre los animales se

ven obligados a desplazarse para obtener el ali-

mento, mientras que solo los vegetales pueden

vivir fijos al sustrato. En el medio marino plantas

y animales compiten por “la ocupación del terri-

torio” y, de hecho, muchos paisajes o ecosistemas

marinos están constituidos mayoritariamente

por especies animales. El ejemplo más elocuente

de ello lo constituyen los arrecifes de coral, pero

son muchas las comunidades marinas dominadas

fisionómicamente por el componente animal, so-

bre todo en ambientes umbríos. Estos “paisajes

animales” son, desde luego, una característica ex-

clusiva del medio marino.

Algunos de los grandes grupos que comprende

el Reino Animal están constituidos únicamente

por especies sésiles (organismos acuáticos que

crecen adheridos en su sustrato, como las Es-

ponjas, Endoproctos, Pogonóforos, Foronídeos,

Briozoos, Braquiópodos, Ascidias). Otros, como

los cnidarios, aunque cuentan también con espe-

cies de vida libre, son en su mayor parte sésiles

y, asimismo, algunos grupos de animales origina-

riamente móviles (como moluscos y anélidos),

cuentan también con numerosísimas especies

adaptadas a vivir fijas al sustrato y a alimentarse

por filtración.

La vegetación marina

Uno de los principales elementos diferenciado-

res de la vida marina es el componente vegetal.

Como se ha comentado, en el mar la mayor par-

te de la producción primaria está originada por

diminutos organismos fotosintetizadores unicelu-

lares (fitoplancton), mientras que en el medio te-

rrestre procede, por el contrario, de los organis-

mos más conspicuos: las plantas con flores. En el

medio terrestre son los vegetales los elementos

estructurales de casi todos los ecosistemas y los

responsables de la existencia de una gran multi-

plicidad de nichos ecológicos.

La vegetación marina macroscópica, que está

constituida, sin embargo, mayoritariamente por

algas (unas 30.000 especies en todo el mundo),

encuentra en este medio un importante núme-

ro de limitaciones. En primer lugar, precisan de

la luz, lo que determina que la mayor parte de

ellas se distribuyan por encima de los 50 m (por

debajo de esta profundidad solo se desarrollan

unas pocas especies de algas rojas, que no se

extienden más allá de los 100-150 m). Por otro

lado, las algas precisan de un sustrato sólido

para asentarse (con muy pocas excepciones),

al carecer de raíces. Los dos factores anterio-

res limitan mucho el espacio disponible para el

desarrollo de los macrófitos, pues más del 70%

de los fondos de las plataformas continentales

están cubiertos de sedimentos. Pero además,

los vegetales marinos no son los únicos orga-

nismos capaces de fijarse al sustrato, sino que

deben competir con los animales sésiles por la

ocupación del mismo. Todas estas limitaciones

no se dan en tierra firme, lo que ha permitido la

Solo unas 60 especies de fanerógamas se han

adaptado plenamente al medio marino y forman

praderas en los sustratos sedimentarios superfi-

ciales. En la foto pradera de C

ymodocea nodosa

en

la costa de Murcia.

“Las praderas submarinas

constituyen uno de los

ecosistemas litorales más

importantes y característicos

y desempeñan un importante

papel en la dinámica, biología y

redes tróficas costeras”