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atural
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ç sumariocomparables en tamaño al bisonte europeo. De
color oscuro, con un peso de entre 700 y 1,500
kilogramos y un arma terrible en forma de cor-
namenta, en la que cada cuerno podía llegar a
medir más de un metro de largo y entre 10 y
20 cm de diámetro en la base, los uros han sido
objeto de admiración, miedo y veneración desde
que el ser humano es eso, humano.
El hallazgo en 2008 en Túnez de un cráneo de
uro que parece ser el fósil más antiguo de
Bos
primigenius
encontrado en el mundo (700.000
años) (Martínez – Navarro
et al
., 2014) podría
reforzar la teoría de que el origen de los toros se
encuentra en África y no en Eurasia, como opi-
nan otros autores. Si eso fuera así, los ancestros
de nuestro toro de lidia, que se movían en mana-
das de miles de animales, habrían ocupando los
mismos ambientes que nuestros antepasados y
debieron dispersarse como ellos lo hicieron ha-
cia el norte de África y posteriormente a Eurasia
hace unos 700.000 u 800.000 años.
En España destacan los yacimientos de Ambro-
na (Soria) y el de la Solana del Zamborino (Gra-
nada), donde se han encontrado fósiles de toros
de unos 400.000 años de antigüedad.
Las primeras “fotografías” que evidencian la
presencia de estos increíbles animales datan del
Paleolítico superior, cuando hace unos 30.000
años los primeros, los primerísimos creadores
de artes plásticas, los representaron en las pare-
des de grutas, covachas y abrigos rocosos donde
se resguardaban. Las cuevas de Altamira en Can-
tabria, la cueva de La Pileta en Málaga o La cueva
de Lascaux en Dordoña (Francia) son excelentes
muestras de ello. Son pinturas llevadas a cabo
con gran realismo y perfección, como todas las
pinturas rupestres de este período, el más anti-
guo de la prehistoria.
Pinturas rupestres de Toricos del Navazo en Albarracin,Teruel.Archivo MNCN
“Polonia fue el último
reducto de los uros salvajes
en Europa, donde se extinguió
en el siglo XVII a causa de la
caza y la tala de los bosques
dónde vivía”
Monumento al último uro sobre la Tierra, sito en el
bosque polaco de Jaktorów. / Tomasz Kuran aka.
Sin embargo, la mayor representación de es-
tos ancestros taurinos la tenemos en el arte
levantino (ca. 10.000 – 4.000 años a.C.), du-
rante el Neolítico, quizás porque en el norte el
que predominaba era el bisonte. La frecuente
alusión pictórica al toro a lo largo del arco
mediterráneo de la Península indica claramen-
te el carácter simbólico que tuvo y tiene en la
actualidad este animal en la sociedad levantina.