NaturalMente 41

La revista del Museo Nacional de Ciencias Naturales  Accede a todos los números Suscríbete  NÚMERO 41 Marzo 2024

41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete Revista digital del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) C/ José Gutiérrez Abascal, 2 28006, Madrid ISSN: 2341-2798 NIPO: 833-20-064-8 naturalmente@mncn.csic.es Directora: Cantera Arranz, Xiomara Consejo editorial: Cánovas, Cristina Cazcarra, José María Fernández Lara, Marta Templado, José Diseño y maquetación: Alfonso Nombela En este número han colaborado: Antón Martínez, Carlos Antón, Mauricio Barrera Picón, Luis Fraile, Susana Gil Fernández, Aurelia González Silva, Mariana Lobón Rovira, Javier López García-Gallo, Pilar López Márquez, Azucena Mallard Alain-Paul Martínez López, Carmen Martínez Villa, Alberto Pesquero Fernández, Alberto Pino García, Ignacio Pradas, Silvia Sánchez Almazán, Javier El consejo editorial de NaturalMente no se hace responsable de las opiniones expresadas por sus colaboradores. NÚMERO 41 Marzo 2024 Copyright: © 2019 CSIC. Esta es una revista de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0). Se permite copiar, distribuir, exhibir y representar la obra así como hacer obras derivadas siempre y cuando el resultado no se utilice con fines comerciales, se reconozca la autoría y se mantenga la licencia Creative Commons. 4 Misión malaria. Una mirada histórica 12 Un finde de celebraciones 17 Pieza del mes 20 El laboratorio paleontológico de Loarre 28 Blog del MNCN 30 Los pueblos aborígenes y el mundo natural 40 Pastores, un tesoro ambiental y social en extinción Luis Alonso Moreno junto a su rebaño en Saladaña de Ayllón, Segovia/ Zape fotógrafo 52 Cicatrices de guerra. Angola 60 Breves de investigación 66 Naturaleza entre líneas: Como el mugido de una vaca pariendo 70 Libros 72 ¿Cómo ven las moscas? 79 Naturaka. Ojos de mosca 2 3 De la naturaleza, el campo y la ciudad El cambio climático y la crisis de la biodiversidad actuales, ambos provocados por el hombre, afectan globalmente al planeta. Esta realidad inequívoca requiere la toma de medidas eficaces que atenúen ambos procesos y promuevan un cambio definitivo de la actividad humana hacia un modelo de crecimiento sostenible con el medio ambiente. Sin embargo, algo tan obvio y urgente a nivel global, no es tan fácil de implementar a nivel local en un mundo todavía gobernado por la desigualdad social. En este contexto, se establece la nueva Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea (2023-2027), que incide en el compromiso de una gestión sostenible de los recursos agrícolas, forestales, ganaderos y pesqueros y un énfasis en la regeneración de los hábitats naturales. Las medidas propuestas tienen una base científica sólida que demuestra los beneficios ambientales de la agricultura extensiva frente a la intensiva o el puro abandono, así como de la regulación de la pesca con moratorias y creación de reservas marinas. Sin embargo, la PAC ha tenido una importante contestación en el sector primario que demanda una flexibilización de las medidas, al menos a corto plazo. Las protestas ocurridas en los últimos meses reflejan un fenómeno más amplio, la brecha creciente entre el campo y la ciudad. Por un lado, existe una gran desafección desde la ciudad al modo de vivir en el campo (cada vez más vacío) y por otro, no se ha sabido explicar en el entorno rural por qué es urgente cortar de raíz los usos intensivos que son un callejón sin salida a largo plazo (provocan, por ejemplo, el agotamiento y la contaminación de acuíferos o la extinción de polinizadores). En el MNCN se investiga en la taxonomía de las especies que forman la biodiversidad del suelo o la marina, así como en sus interacciones ecológicas. En particular, se lidera dentro del CSIC, la Plataforma Interdisciplinar Agriambio que trabaja en temas asociados al medio rural como son los servicios ecosistémicos, el secuestro de carbono, el desarrollo socioeconómico o la formación y que asesora tanto al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación como al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Además, en el MNCN, la investigación se combina con la divulgación y educación. En este número tenemos ejemplos del acercamiento a las realidades de las personas que interaccionan directamente con la naturaleza como son pueblos aborígenes, sociedades afectadas por la malaria o los pastores (sirva este último artículo de homenaje a Suso Garzón Heydt, defensor de la trashumancia, recientemente fallecido y gran amigo del MNCN). Rafael Zardoya San Sebastián Director del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC)

La fascinante historia de una enfermedad que imbrica parásitos, mosquitos y personas. Una exposición con más de 150 objetos y una extensa iconografía para descubrir insospechadas relaciones entre la medicina, la investigación, la política y la salud pública. 41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete Alain-Paul Mallard Comisarios de la muestra Matiana González Silva Misión malaria Una mirada histórica Ilustración de un mosquito Anopheles, que actúa como vector transmisor de la malaria / Revista de Higiene de la Universidad de Cambridge, 1901. Wellcome Collection 4 5

La malaria es una enfermedad humana causada por la presencia en la sangre de un parásito del género Plasmodium, inoculado al torrente sanguíneo de las personas por la picadura de un mosquito, el Anopheles. El parásito se hospeda en el ser humano para reproducirse. Sin tratamiento, la enfermedad es casi siempre letal. Tan solo en el 2022 murieron, víctimas de malaria, más de 600.000 personas, casi todas niños pequeños y mujeres embarazadas. Aunque hoy la malaria, también conocida como paludismo, afecta sobre todo a las poblaciones rurales del África subsahariana, hasta hace relativamente poco fustigaba a prácticamente toda Europa. Estaba presente en zonas templadas de países hoy prósperos donde parecería impensable toparse con las llamadas ‘enfermedades tropicales’. La exposición mira, desde la historia, cómo distintas disciplinas se imbricaron para desvelar los misterios y dar la batalla a esta enfermedad milenaria La historia de la malaria esconde muchas sorpresas más: del descubrimiento, en las remotas laderas de los Andes, de un árbol cuya corteza ‘milagrosa’ curaba una enfermedad que aquejaba al Viejo Mundo, a —acaso, para el espectador, la sorpresa más asombrosa— una verdadera revolución científica: el cambio de un paradigma médico. Hasta bien entrado el siglo XIX, ‘las fiebres intermitentes’, cuya intensidad fluctúa de modo cíclico, se atribuían a supuestos miasmas putrefactos (el mal’ aire) que rompían el ‘equilibrio’ interno de los distintos ‘humores’ de los enfermos... A finales de siglo, concomitante con el uso del microscopio, se desarrolló e impuso, no sin controversias, la teoría microbiana de la enfermedad, y con ella las nociones de infección, de agente patógeno, de contagio, de tratamiento específico… El establecimiento de la causa de la malaria, un parásito protozoo infectando las células sanguíneas, así como del mecanismo de transmisión por un mosquito vector, resultaron cruciales para tumbar un paradigma médico de más de mil años y abrir las rutas de la nueva ciencia. Echando mano de libros antiguos, frascos de medicamentos, instrumentos científicos, láminas botánicas, propaganda higiénica, una cuidada iconografía y textos divulgativos, la exposición Misión Malaria: una mirada histórica, mira desde la historia, cómo distintas disciplinas —medicina, taxonomía, botánica, entomología, química, epidemiología— se imbricaron para desvelar los misterios y dar la batalla a esta enfermedad milenaria. 41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete Toma de muestra de sangre para el diagnóstico al microscopio / © OMS / Pierre A. Pittet, 1958 Dormir bajo una red mosquitera protege de la picadura de los mosquitos / © OMS / Atul Loke / Panos Pictures, 2023 6 7

Cada disciplina lo hizo, por supuesto, en circunstancias precisas: los marcos históricos fueron el Imperio español, la Ilustración, el Imperialismo europeo en el África del siglo XIX, las dos Guerras Mundiales, la Guerra Civil española, la Guerra Fría… Durante esta última, se llevó a cabo un titánico esfuerzo supranacional para eliminar los mosquitos (y, con ellos, la funesta malaria). Los países más prósperos se deshicieron, sí, de la enfermedad, pero desde una perspectiva histórica, el Programa para la Erradicación del Paludismo fue abusivamente llamado ‘Mundial’, pero en la práctica, ignoró a todo un continente: África. La exposición también explica lo que la malaria significa en el presente, el peso en sufrimiento que supone. Indisociablemente ligada a la pobreza, la marginación y el aislamiento, la malaria pone en jaque a los frágiles sistemas de salud de los países más afectados. Ejemplifica, como ninguna otra enfermedad, las injusticias imperantes en el terreno de la salud global. No sólo se puede prevenir, sino que es curable siempre y cuando el tratamiento comience a tiempo. Aun así, miles y miles de niños mueren y millones caen enfermos cada año por su causa. El parásito y el mosquito parecen ir siempre un paso más adelante que el hombre. Dada la alta presión selectiva que sobre ellos ejercen las medidas sanitarias para su control, uno y otro terminan desarrollando resistencias. La lucha contra la malaria, por ende, es siempre cambiante. Mientras que retos insospechados ensombrecen de pronto el horizonte —mosquitos resistentes a los insecticidas, parásitos que sobreviven a los medicamentos o se tornan indetectables para los cartuchos de diagnóstico—, también surgen elementos esperanzadores: desde estrategias de lucha fundamentadas en mejores datos epidemiológicos, hasta nuevas herramientas como las vacunas que, tras más de 30 años de esfuerzo, empiezan hoy a estar disponibles para los países africanos. Tras el descubrimiento del origen parasitario de la malaria y el papel del mosquito en su transmisión, durante el siglo XX se organizaron titánicas campañas de salud pública contra la enfermedad En el siglo XVII los boticarios jesuitas trajeron a Europa desde los Andes del Perú, una 'corteza milagrosa' que curaba las fiebres intermitentes: la quina 41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete Lámina botánica de la quina, ya entonces clasificada como del género Cinchona. 1801 8 9

Ventana hacia el pasado y mirada a la situación contemporánea, MISIÓN MALARIA, invita a los visitantes a un recorrido fascinante en el que la historia de la ciencia y la medicina se iluminan recíprocamente con el desarrollo de la industria farmacéutica, los esfuerzos tecnológico-militares, las confrontaciones ideológicas… Todo ello para dibujar, en su complejidad multifacética, tan temible enfermedad  Si hasta hace poco la malaria fustigaba a prácticamente todo el mundo, hoy se concentra en el África rural, ejemplificando como ninguna otra enfermedad las injusticias imperantes en la salud global Las piezas mostradas en la exposición MISIÓN MALARIA: UNA MIRADA HISTÓRICA, provienen en su inmensa mayoría de la Colección y Biblioteca de Historia de la Malaria de Quique Bassat. Se complementan con objetos y documentos de las colecciones del Real Jardín Botánico, el MNCN y la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid. La muestra, que se puede visitar hasta el 22 de septiembre de 2024, ha sido organizada por el MNCN en colaboración con el Instituto de Salud Global de Barcelona. Es una iniciativa de iPg ACCESS y ha contado con el apoyo de GSK. 41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete Agente de la Escuela Antimalárica de Nettuno, Italia. Primeras décadas del siglo XX 10 11 Hazte Amigo del Museo Ventajas de los Amigos: · Acceso gratuito a las exposiciones del Museo. · Recibe información de las actividades que se realizan para el público en el Museo. · Obtén un 10% de descuento en los artículos que se venden en la tienda-librería del Museo. · Disfruta de importantes descuentos al inscribirse en los cursos y seminarios. · Entrada gratuita ó reducida a 50 de los museos integrados en la Federación Española de Amigos de los Museos (FEAM). Requisitos: Rellena una ficha de inscripción con el correo electrónico donde desees que se te envíe la información de las actividades que se organizan para el público. Para ser Amigo del Museo Nacional de Ciencias Naturales: Abona una cuota anual que es de 30 euros, para los mayores de 18 años, y de 12 euros, para los menores. Spotify e Ivoox

Quisimos poner en relieve el trabajo de estos dos ilustres naturalistas, Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, codescubridores de una de las teorías que cambió nuestra manera de entender el mundo: la Teoría de la Evolución 41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete Rocío de Iriarte Rodríguez UN FINDE de celebraciones Asistentes a la Gala de Darwin y Wallace / José María Cazcarra Febrero es un mes de celebraciones importantes para la ciencia. El día 11 celebramos el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia para reivindicar su papel esencial en esta área del conocimiento y para fomentar vocaciones científicas en las más jóvenes visibilizando referentes. Al día siguiente se conmemora el nacimiento del naturalista que describió la teoría de la evolución por selección natural, Charles Darwin, con el Darwin Day o, como lo llamamos en el MNCN, el Cumpleaños de Darwin. En el Museo, nos encanta celebrar estos acontecimientos por todo lo alto, así que a continuación te contamos cómo lo hicimos este año. Tania Gallego García Marta Fernández Lara El Cumpleaños de Darwin El pasado 10 de febrero celebramos en el Museo el Día de Darwin y Wallace, y lo hicimos con una programación de actividades muy variadas y para todos los públicos. Con este evento quisimos poner en relieve el trabajo de estos dos ilustres naturalistas, codescubridores de una de las teorías que cambió nuestra manera de entender el mundo: la Teoría de la Evolución. Dimos el pistoletazo de salida a esta jornada tan especial con la lectura de textos de Darwin. El público asistente leyó una selección de textos extraídos de varios libros escritos por Darwin y Wallace, como el conocidísimo El origen de las especies. Pero los más pequeños también pudieron disfrutar de este día en familia y conocer la figura y el legado de estos dos naturalistas con el Break out. La misteriosa caja de Wallace, una actividad llena de enigmas y ciencia, y la Experimentárea de evolución para descubrir todos los secretos de la evolución y la selección natural. Además, invitamos a todos nuestros visitantes a dar una vuelta por nuestra reciente exposición temporal Alfred Russel Wallace (1823-1913). Biogeografía y evolución, para conmemorar el bicentenario de su nacimiento. Por último, preparamos una cita nocturna para el público adulto y a puerta cerrada para disfrutar de una velada llena de sorpresas. Dimos comienzo con la representación de un fragmento de la obra La Tortuga de Darwin de Juan Mayorga, interpretada por dos actores de TeatrIEM, un grupo formado por personal científico y técnico del CSIC. Posteriormente nuestros conservadores y conservadoras mostraron piezas emblemáticas de las colecciones de Aves y Mamíferos que normalmente no es12 13

Invitamos a colaborar a mujeres de áreas como la herpetología, la divulgación y la comunicación científica, la docencia, el mundo empresarial, la ingeniería y la literatura 41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete tán expuestas al público, y las investigadoras e investigadores enseñaron a los asistentes cómo se rastrean los organismos que viven en los ecosistemas acuáticos a través de su ADN o cómo ha evolucionado nuestro cerebro a lo largo del tiempo, entre otras cosas. También pudimos disfrutar de la ilustración científica en directo con las artistas Lourdes Berzas, Inés González e Irene Cuesta. Para poner la guinda a una noche tan especial se sirvió una cena tipo cóctel y aprendimos, a golpe de rumba, sobre el flamenco y la expresión de las emociones de la mano de la doctora en neurociencia Ana Belén López Rodríguez. Y despedimos esta velada tan científica bailando en las salas del museo, entre Chulín, el tilacino o el gran esqueleto de nuestra ballena, hasta media noche. Comenzamos ya la cuenta atrás para el siguiente aniversario de Darwin y Wallace, dos de los naturalistas que han cambiado nuestra forma de ver el Mundo. El 11F, Día internacional de la mujer y la niña en la ciencia El MNCN se cubrió de voces femeninas el pasado domingo 11 de febrero, con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, celebrado cada año desde 2015. Entre los diversos objetivos de esta iniciativa, implementada por la UNESCO y ONU Mujeres, se encuentran los de fomentar la contribución a la igualdad de género en el ámbito científico y tecnológico, dar visibilidad al trabajo de las mujeres investigadoras para deshacer estereotipos y alentar en niñas y niños el interés por la ciencia. De esta forma, un año más, nuestras actividades se sumaron a las cerca de 180 iniciativas propuestas por diversas instituciones del CSIC. En el MNCN recibimos a más de 100 personas, entre familias, adultos y jóvenes, que se interesaron por participar en nuestra programación de actividades. Invitamos a colaborar a mujeres de áreas como la herpetología, la divulgación y la comunicación científica, la docencia, el mundo empresarial, la ingeniería y la literatura. La investigadora del área de Biodiversidad y Biología Evolutiva del MNCN, Marta Miñarro, recalcaba que, por primera vez en su departamento, se había creado un equipo de cuatro mujeres y un hombre. Marta, quien lleva dos años investigando sobre una rana filipina bastante desconocida y muy relevante por sus características fisiológicas, sueña con ser la primera persona, y además mujer, en aportar datos científicos actuales y nuevos descubrimientos sobre esta rara especie a través de las largas estancias de monitoreo en la isla de Palawan, único lugar del mundo donde vive el anfibio. Eva Escudero, docente de un colegio público de Madrid y autora del libro infantil Los coleccionistas de ceros, de Plataforma Editorial, trazó un viaje a través de la multitud de tareas STEM en las que mujeres pioneras habían protagonizado grandes avances. Historias de mujeres que la han influenciado para dar El conservador responsable de la Colección de mamíferos del MNCN, Ángel Garvía, en la Gala de Darwin y Wallace / José María Cazcarra Una de las participantes en las actividades del 11F / Marta Fernández Lara vida a sus personajes y que usa de referentes en el trabajo diario con sus alumnos de 5º de Educación Primaria, como la de actriz e inventora austríaca, Hedy Lamarr, o la de la bióloga molecular y candidata española a astronauta, Sara García. Las competencias científico-tecnológicas vinieron de la mano de la entidad sin ánimo de lucro Creática ONG y la empresa Merck Group España. Juntos introdujeron a los asistentes al mundo de las máquinas y la tecnología a través de la resolución de retos de manera divertida, la programación de robots, el pensamiento computacional y la robótica educativa. Además, se desarrollaron dos visitas guiadas por la sala de Paleontología del Museo en la 14 15

ENERO Osteodermos y maqueta de gliptodonte (Glyptodon clavipes) Colección de Paleontología de Vertebrados del MNCN-CSIC MNCNPV-864, MNCNPV-895, MNCNPV-906 y MNCNMAQ-9 Los gliptodontes (Glyptodontidae) fueron grandes mamíferos acorazados, emparentados con los armadillos actuales, que vivieron en América del Sur durante el Pleistoceno (entre 2,58 millones de años y 10.117 años). Su extinción ocurrió hace aproximadamente unos 10.000 años y aunque no se conoce la causa exacta, se cree que los cambios climáticos y la presión ejercida por la caza humana contribuyeron a su desaparición. Se caracterizaban por tener un caparazón redondeado compuesto por osteodermos o placas óseas rígidas y unidas entre sí, lo que le proporcionaba una excelente protección a modo de armadura contra los depredadores. Las placas óseas que conforman la coraza presentan una forma hexagonal y un espesor de aproximadamente entre 1 y 5 cm. Las caras externas de estas piezas muestran una ornamentación particular que permite identificar a las diferentes especies. El dorso de la cabeza y la cola también estaban cubiertos por placas óseas. La Colección de Paleontología de Vertebrados del MNCN custodia un total de 362 piezas de estos osteodermos, que fueron recolectados a orillas del Río Lujan en Buenos Aires (Argentina). En la Colección también se conservan varias maquetas de estos animales extintos. El modelo de yeso que aquí presentamos corresponde al autor Vernon Edwards, quien colaboró con científicos del Museo de Historia Natural de Londres durante los años 1924 y 1961, creando reconstrucciones de animales extintos y dioramas geológicos. Durante las décadas de 1930 y 1950 vendió sus modelos a través de los principales comerciantes de fósiles y minerales. Su obra aparece en museos y galerías de todo el mundo. Susana Fraile Gracia 41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete Día Internacional de la Mujer Tras celebrar el 11F, en el mes de marzo continuamos dando visibilidad a la situación de las mujeres en la ciencia y en el mundo de la cultura en un evento celebrado el 7 de marzo, fecha próxima al 8M, el Día Internacional de la Mujer. En este encuentro, contamos con la participación de Cristina Oñoro Otero, Profesora Titular de Teoría de la Literatura en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) que nos habló de su colaboración con el Museo en el taller Ficciones biográficas. En él, se rescata la figura de las primeras universitarias de la Residencia de Señoritas a través de relatos de ficción elaborados por las alumnas del Grado en Literatura Comparada de la UCM. En el evento, una de ellas nos ofreció la lectura de dos relatos. Para continuar, tuvimos una mesa redonda con tres generaciones de mujeres dedicadas a la ciencia en el Museo: Vicenta Llorente del Moral, investigadora jubilada que colabora en la colección de Entomología del MNCN; Mercedes París, conservadora y responsable de la colección de Entomología del Museo y Alejandra Zarzo, investigadora postdoctoral especializada en ecología y conservación. El debate giró en torno a las diferencias entre mujeres y hombres en disciplinas científicas y sobre un aspecto importante como es el de poder dedicar tu vida laboral y personal a lo que te apasiona. Una charla muy enriquecedora en la que las protagonistas demostraron ser auténticos referentes para las nuevas generaciones. Visualiza la jornada aquí. que la muestra GEAS: Mujeres que estudian la Tierra, elaborada por el Instituto Geológico y Minero (IGME-CSIC) y la Sociedad Geológica de España (SGE), acompañó el recorrido mostrando a doce geólogas valientes y valiosas de épocas, contextos históricos y nacionalidades diferentes. Sin duda, vivimos una jornada 11F muy entretenida con la ciencia y la mujer como protagonistas donde la inquietud más repetida fue el poder alcanzar algún día no muy lejano las mismas oportunidades para todas las personas, sin distinción de género y origen.  16 17 La pieza del mes

MARZO Roca caliza de playa fósil con moluscos Colección de Geología del MNCN-CSIC Nº inv. 21054, CAL-E-263 Las playas fósiles son lugares costeros que se han preservado debido a un cambio en la línea de costa y que han generado una elevación del terreno, son testimonio de la evolución del paisaje, de la continua transformación de los materiales terrestres y de los cambios climáticos que alteran el nivel del mar. La roca caliza se ha formado a consecuencia del transporte y la acumulación de sedimentos, estando compuesta mayoritariamente por carbonato cálcico. En estos procesos es importante la actividad bioquímica de moluscos, corales y foraminíferos, que generan nuevas rocas a partir de sus esqueletos calcáreos. La dinámica natural marina permite que los moluscos se adhieran a estas piedras costeras (en este caso se observan especímenes del género ostraeidae) que en un futuro geológico serán parte de una nueva roca, en un proceso continuo de creación y destrucción. Muchas de estas rocas calcáreas formadas por acumulación de moluscos fósiles, por ejemplo, la piedra ostionera, se emplean como material de construcción por su fuerte resistencia a la erosión y sus agradables colores terrosos. En los dos extremos del océano Atlántico hace presencia esta roca en construcciones tan notables como las catedrales de Cádiz y La Habana. Aurelio Nieto Codina 41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete FEBRERO Placa grabada en arenisca Colección de Prehistoria del MNCN-CSIC MNCNPH-8664 La placa grabada que se expone es una de las piezas más relevantes encontradas en el Yacimiento Arqueológico de La Cueva de la Paloma (Asturias) durante las excavaciones realizadas por el geólogo Eduardo Hernández-Pacheco, entre los años 1914 y 1915. La pieza corresponde al Nivel VI del yacimiento, de cronología Magdaleniense medio (entre 14.500 y 13.400 años antes del presente). Esta pieza histórica, depositada en las Colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales desde hace más de un siglo, se ha conservado completa. Sobre una de sus caras se grabaron varias figuras de caballo que se van superponiendo unas sobre otras como si de una escena se tratara. Destaca, como bien expresó Hernández-Pacheco en una publicación de 1922, un caballo central donde se capta todo el movimiento y expresividad de un animal al galope. Por primera vez, se representa un caballo a la carrera con un movimiento real. La composición de la pieza se completa con la superposición de otros caballos junto a la cabeza del primero o sobre él. Un juego de formas que persigue dar la sensación de grupo y, posiblemente, favorecer al mismo tiempo el dinamismo de la escena: varias cabezas con distintas posiciones, planos superpuestos, distintas perspectivas e inclinación de las figuras. El artista Benítez Mellado, colaborador de Hernández-Pacheco, captó sin embargo tan sólo dos figuras en los dibujos publicados en 1922, que se muestran en la parte superior: una instantánea del caballo central a galope con varios elementos novedosos como la posición y flexión de las patas, la inclinación de la cabeza, el estiramiento de la figura, y un caballo en reposo. Mª Dolores Pesquero Fernández, Alberto Martínez Villa y Aurelia Gil Fernández. 18 19

41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete El Laboratorio Paleontológico de Loarre Cómo convertir un descubrimiento paleontológico en un museo Miguel Moreno Azanza Ester Díaz Berenguer 20 21

41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete Este modelo permite descentralizar la divulgación de las ciencias naturales de los principales núcleos de población y contribuir a la lucha contra el abandono del territorio rural Hace 4 años el geólogo José Manuel Gasca descubría, durante una carrera de montaña, el yacimiento de Santa Marina, en la localidad oscense de Loarre. El descubrimiento casi fortuito de más de 100 huevos de dinosaurio de hace 70 millones de años, nos enfrentó a un dilema que muchos paleontólogos han afrontado con anterioridad: nos encontrábamos ante un yacimiento excepcional y disponíamos de tiempo y recursos limitados para excavarlo, prepararlo y estudiarlo. En esa primera campaña recuperamos unos siete nidos incluyendo uno que pesaba casi dos toneladas. Un cálculo rápido nos llevó a una conclusión aterradora: preparar cada una de aquellas posibles nidadas iba a llevar entre seis meses y un año. El descubrimiento de Loarre había recibido una gran atención en los medios de comunicación. Más de un centenar de radios, periódicos y televisiones locales, nacionales e internacionales se había interesado por el hallazgo, y la población local tanto de Loarre como de la Hoya de Huesca se había volcado con nosotros y nos habían ayudado con la logística en la excavación. Había un enorme interés, y se había asentado entre los habitantes de Loarre que este descubrimiento iba a ser un revulsivo para la localidad oscense, un municipio con poco más de 300 habitantes censados. A pesar de tener el castillo románico mejor conservado del mundo, Loarre no vive del turismo. El castillo se encuentra 4 km antes de la entrada del pueblo, y muy pocas de los 100.000 personas que lo visitan cada año terminan parando en Loarre. La publicidad que estaba recibiendo el municipio y el potencial patrimonial del descubrimiento paleontológico habían calado entre la población. Aragón sabe que iniciativas como los centros satélite del Museo de Ciencias Naturales de Zaragoza y Dinópolis han demostrado que la paleontología ayuda a vertebrar el territorio. Y he aquí nuestro verdadero dilema: ¿cómo explicar a esta población entusiasmada que íbamos a tardar más de 2 años en poder empezar a estudiar los restos? ¿cómo reconocer que pasarían cuatro o cinco años hasta que supiéramos lo suficiente sobre los huevos fósiles para poder construir un centro de interpretación? Esta distancia temporal, a veces de una década, entre el descubrimiento y la puesta en ¿Cómo compartir el quehacer de quienes investigan en tiempo real? El reto es tan complicado como atractivo porque pocas cosas enganchan tanto a la ciencia como vivir en directo el entusiasmo y la emoción que produce el avance del conocimiento. Esto que parece tan complicado es lo que logran en el Laboratorio de Loarre, un lugar que enciende la curiosidad y da vida a la región oscense. Exterior del Laboratorio Paleontológico de Loarre / Laura de Jorge. La página anteiror Ilustración de Rosa Alonso que muestra cómo era Loarre en el pasado. valor de un yacimiento paleontológico es lo que hemos llamado “la brecha de estudio” y es un problema real. El trabajo paleontológico es minucioso, delicado y necesita tiempo, tiempo del que no siempre disponen los pequeños núcleos rurales que quieren aprovechar estos estudios para incrementar su potencial de desarrollo. Necesitábamos encontrar una fórmula que nos permitiera romper esta dinámica y llevar valor al territorio desde el minuto cero. Fue entonces cuando entendimos que había varias preguntas que repetían los visitantes del yacimiento: ¿cómo habéis encontrado estos restos?, ¿cómo sabéis dónde están los huevos?, ¿cómo los sacáis de las rocas? Nos dimos cuenta de que los fósiles llamaban su atención, pero también sentían curiosidad por las paleontólogas y paleontólogos que esta22 23

41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete ban trabajando sobre el terreno. Nació allí la idea del Laboratorio Paleontológico de Loarre: ¿por qué esperar a hacer un museo sobre fósiles cuando podemos hacer un museo sobre el proceso de descubrir, recuperar y estudiar un mundo perdido? Menos de dos años después de la primera campaña de excavación, se inauguró el Laboratorio Paleontológico de Loarre en un espacio cedido por el ayuntamiento: un antiguo restaurante convertido en una mezcla de museo y laboratorio accesible para el público. Allí, el visitante puede ver, aprender y descubrir lo que el equipo está viendo, aprendiendo y descubriendo sobre los huevos de dinosaurio en tiempo real. No hemos inventado nada, hay muchos centros de interpretación de paleontología donde puedes ver un laboratorio real MCNUZ: el proyecto al que se acoge el Laboratorio Paleontológico de Loarre De acuerdo con la resolución de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, los fósiles recuperados en el yacimiento de Santa Marina están depositados en el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza (MCNUZ), un museo universitario que alberga más de 60.000 ejemplares tales como fósiles, rocas, animales naturalizados y herbarios. El MCNUZ se localiza en el centro de la capital aragonesa y recibe más de 40.000 visitantes anuales, lo que supondría dar una gran visibilidad a este patrimonio oscense. Sin embargo, almacenar en el MCNUZ, y en su momento, exponer los fósiles recuperados en Loarre supone alejarlos de una población que ha colaborado activamente en el éxito de los trabajos de campo, y que ha vivido de cerca el nacimiento de este proyecto que concibe como suyo. En este contexto, y con el objetivo de devolver el patrimonio paleontológico a su localidad de origen, el Laboratorio Paleontológico de Loarre surge como un centro satélite del MCNUZ, custodio de los restos fósiles que se exponen, pero con una gestión administrativa independiente del museo. Este modelo, ampliamente establecido en los museos paleontológicos aragoneses, permite descentralizar la divulgación de las ciencias naturales de los principales núcleos poblacionales, y contribuir a la lucha contra la despoblación del territorio, así como fomentar una mayor difusión de la cultura científica entre sus habitantes. Preparando los fósiles para su posterior exposición/ Manuel Pérez Pueyo a través de un cristal. Lo que hemos hecho ha sido dar un paso más allá rompiendo ese cristal, para que el visitante pueda entrar al laboratorio y pueda ver y tocar los huevos de dinosaurio así como charlar y colaborar con el equipo de técnicos y paleontólogos que trabajan en el laboratorio. Hemos conseguido que la brecha de estudio se reduzca a menos de 2 años. Y hemos compartido el patrimonio paleontológico de Loarre con más de 5.000 personas que han disfrutado de nuestras visitas guiadas, talleres y actividades. Abrir una sala expositiva y un laboratorio al público desde el minuto cero no está exento de retos. El primero es que según vamos aprendiendo más sobre los fósiles de Loarre tenemos que adaptar y cambiar la exposición. Por ejemplo, uno de los paneles de nuestra sala es una pizarra blanca donde cada semana anotamos con rotuladores los estudios que estamos haciendo en ese mismo momento y resumiNos encontrábamos ante un yacimiento excepcional y disponíamos de tiempo y recursos limitados para excavarlo, prepararlo y estudiarlo Hemos roto el cristal que separaba al visitante del laboratorio y ahora puede ver y tocar los huevos de dinosaurio así como charlar y colaborar con el equipo de técnicos y paleontólogos 24 25

41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete mos las publicaciones que presentamos ante la comunidad científica. Desde que abrimos, las vitrinas han cambiado un par de veces y están cambiando nuevamente de cara a la próxima temporada. Hemos nacido bajo la premisa de ser una exposición cambiante y tenemos que abrazar este concepto. El segundo es un reto desde el punto de vista de la conservación y la preservación del patrimonio. Poner los fósiles a la disposición del público conlleva un riesgo. En nuestro laboratorio se han formado hasta la fecha más de 30 estudiantes de diferentes niveles y disciplinas, desde estudiantes de grado hasta doctorandos en prácticas. Han aprendido a restaurar, conservar, documentar y proteger huevos de dinosaurio, siempre bajo la supervisión de nuestra preparadora y equipo científico. Además, el visitante puede interactuar con los fósiles, y ocasionalmente y de forma puntual, ayudarnos con la preparación. Para que todo esto sea posible, es necesario hacer un seguimiento de los riesgos a los que son expuestos los fósiles y llevar un control muy detallado de las intervenciones y acciones que sufre cada uno. De vez en cuando toca evaluar y ver que fósiles tienen que salir del circuito accesible al público para evitar daños importantes en el patrimonio. Sin embargo, hasta la fecha la experiencia ha sido muy satisfactoria y somos conscientes de que hemos conseguido recuperar y proteger más patrimonio del que habríamos podido abarcar solo con el trabajo de nuestro equipo. Todavía estamos “dejando atrás el nido” tras estos dos primeros años de funcionamiento del centro. Toca valorar si es necesario ampliar el laboratorio para poder acoger más restos y visitantes, y estamos evaluando si es viable exportar este modelo a otros fósiles más delicados. Lo que sí sabemos es que hemos sido muy bien recibidos por la población de El Laboratorio Paleontológico de Loarre es una iniciativa conjunta de la Universidad de Zaragoza y el Ayuntamiento de Loarre, y está financiado por la Comarca de La Hoya de Huesca/Plana de Uesca. El Proyecto Paleolocal está financiado por los proyectos PLEC2021-008203 y PID2021-122612OB-I00, financiado por MCIN/AEI/10.13039/501100011033 Unión Europea “NextGenerationEU”/PRTR, el Gobierno de Aragón [Grupo E18-23R: Aragosaurus: Recursos Geológicos y Paleoambientales]. A los lados, dos visitas al laboratorio Paleontológico de Loarre fotografiadas por Raquel Cubero. En el centro, Laura de Jorge, conservadora responsable del laboratorio, trabaja en un nido de huevos de dinosaurio. / Manuel Pérez Pueyo. Loarre, y este trabajo en conjunto con la población local ya está dando sus frutos. Este verano hemos excavado un nuevo yacimiento encontrado por Julián, un vecino del pueblo que aprendió lo que era un huevo de dinosaurio durante una visita con sus nietos a nuestro centro, y los supo reconocer en un paseo por el monte. Queda mucho trabajo por delante, pero sabemos que no van a faltar ni manos ni voluntades para llevarlo a cabo  Desde que se abrió, las vitrinas han ido cambiando porque el proyecto nació bajo la premisa de ser una exposición cambiante que se adapta al avance de la labor científica 26 27

La historia del legendario charrán chino Después de seis décadas sin verlo, fue encontrado en las islas Matsu (China) en el año 2000. Su población reproductora apenas alcanza los 100 individuos. El Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) custodia uno de los escasísimos ejemplares históricos que existen de una de las aves marinas más amenazadas del mundo. Leer más ∙∙∙ Crónica de la desaparición de un escarabajo El testigo más relevante de su existencia es una caja entomológica con algo más de 200 ejemplares que se conserva en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). Era una especie frecuente en el centro de la península ibérica, pero el último ejemplar fue colectado en Getafe (Madrid) en 1956. A través de la colección de entomología del Museo podemos conocer su historia. Leer más ∙∙∙ 41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete Blog del MNCN El dinosaurio más popular La réplica del esqueleto de Diplodocus carnegii que se exhibe en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) desde 1913, tuvo una gran repercusión social ya que durante siete décadas fue el único dinosaurio montado en la península ibérica. Además de despertar el interés del público por la paleontología, afianzó al Museo en el ámbito internacional. Leer más ∙∙∙ 28 29

Desde nuestra cultura occidental, a menudo olvidamos que hay otras formas de vivir en el planeta. Frente a las sociedades tecnocráticas en las que el vínculo con la naturaleza es puramente extractivo, hay numerosos pueblos indígenas (más de 400 millones de personas) cuya relación con el medio natural es sostenible y más respetuosa. Viven con la naturaleza, no frente a ella. En occidente tenemos mucho que aprender de esta relación para hacer frente a la profunda crisis ambiental que vivimos. 41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete Javier Sáchez Almazán Los pueblos aborígenes y el mundo natural Canguro. Pintura rupestre de los aborígenes australianos donde aparece representado un canguro junto a una figura humana / Thomas Schoch. Wikipedia 30 31

Los pueblos aborígenes: adaptación y supervivencia Los pueblos aborígenes son los originarios de un determinado territorio, donde han vivido por un tiempo prolongado y desarrollado su cultura, que mantienen viva. Se denominan también pueblos autóctonos, indígenas o nativos. Actualmente existen cerca de 400 millones de aborígenes en el mundo, repartidos por todos los continentes, incluida Europa, donde subsiste en el lejano norte, en tierras de Laponia, el pueblo sami. Su existencia se ha visto profundamente transformada por su contacto con la civilización moderna, pero muchos viven aún de acuerdo a los principios de su cultura y sus tradiciones ancestrales o se esfuerzan en hacerlo. La vida de estos pueblos se desarrolla en plena naturaleza, de la que dependen por entero para subsistir. En consecuencia, han adquirido un amplio conocimiento del mundo natural, del que obtienen todo lo que necesitan y también los elementos que nutren sus creencias y mitos y configuran su cosmovisión. ¿Culturas primitivas? Sólo pueden considerarse así desde los patrones de una civilización, la nuestra, que en su vertiginoso crecimiento, para bien y para mal, no sólo ha perdido contacto con el medio natural, al cual ha degradado hasta extremos suicidas, sino que ha empezado a cuestionar la propia esencia de ser humano. Los pueblos aborígenes son, en relación a su contexto, un ejemplo de cómo nuestra especie es capaz de sobreponerse a todos los obstáculos y hallar soluciones creativas y geniales a los problemas más variados. Todos ellos han desarrollado técnicas y han creado instrumentos, utensilios y armas que les permiten cazar, construir sus viviendas, trasladarse y explotar los recursos a su alcance. Veremos aquí unos pocos ejemplos, que expresan esta perfecta adecuación al medio. En torno al Ártico, en la región de Canadá, habitan los inuit (llamados en otro tiempo esquimales), un pueblo que ha sabido sobrevivir en un medio extremadamente hostil, donde el hielo forma parte del paisaje la mayor parte del año. Esta supervivencia la han logrado gracias a su talento para crear todo tipo de innovaciones técnicas. Así, el kayak y el trineo tirado por perros, para sus desplazamientos en agua o tierra, respectivamente, o las raquetas de nieve. También las gafas de hueso, de ranura estrecha, para amortiguar la intensa reflexión del hielo, el arpón de punta móvil y la técnica para elaborar prendas de pieles de zorro ártico o caribú. O el iglú, la vivienda construida con bloques de hielo en cuyo interior la temperatura puede alcanzar 40º C más que en el exterior. Los pueblos autóctonos norteamericanos crearon centenares de culturas diferentes y otras tantas lenguas. Muchos de ellos desaparecieron ante el imparable avance blanco durante la expansión de los Estados Unidos. Otros han subsistido, reducidos dramáticamente en número y en la extensión de sus territorios. Algunos, como los iroqueses, ocupaban originariamente la región boscosa, de bosques caducifolios, situada entre Canadá y Estados Unidos, en la zona de los Grandes Lagos, explotando los recursos forestales, obteniendo pieles de numerosos animales, como los castores, y también cultivando determinados vegetales, entre ellos el girasol. Utilizaban la corteza de Familia inuit en King Island en 1906 / National Geographic, 1917 Los pueblos aborígenes se encuentran acosados hoy por el mundo moderno. Presiones políticas, geoestratégicas y económicas amenazan sus culturas y la propia supervivencia de sus poblaciones 41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete 32 33

algunos árboles, como el olmo, para techar sus viviendas (las llamadas cabañas largas); también para fabricar sus canoas. Otros pueblos, como los lakotas (sioux), se extendían por las Grandes Llanuras, un ecosistema de pradera, donde se desplazaban siguiendo la migración del bisonte, básico para ellos, pues de él extraían cuanto necesitaban: desde la piel para hacer sus tiendas (los tipis) o confeccionar su ropa y todo tipo de prendas hasta los huesos y tendones que usaban para coser. Los caballos llevados por los españoles transformaron radicalmente su modo de vida, facilitando sus desplazamientos y el transporte en esas inmensas extensiones. En el Suroeste, en un ambiente desértico o semidesértico, han habitado desde hace más de mil años los navajos, pueblo adaptable que aprendió las artes de la ganadería, de la confección textil y de la platería con la llegada de los españoles. En el Noroeste, en la Columbia Británica y Vancouver, una región de frondosos bosques de coníferas, habitaban los nootka, chinook y otros muchos pueblos, dedicados a la caza, que incluía la ballena, la pesca del salmón y la recolección de toda clase de frutos del bosque. Sus imágenes, plasmadas en objetos de uso cotidiano o de significado ritual, revelan un sentido estético notable que ejerció su influencia en figuras tan destacadas como Picasso, Archipenko, Modigliani o Gauguin Representación de la caza del búfalo ilustrada por George Catlin en 1830 Retrato del jefe iowa, Nube blanca pintado por George Catlin entre 1844 y 1845 Los usos que hacen de las plantas silvestres para la sanación y otras aplicaciones a menudo han sido utilizados por las grandes compañías farmacéuticas y químicas para aprovecharse de esa sabiduría y patentar como propias sus aplicaciones 41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete 34 35 En Suramérica, en la selva amazónica, subsisten entre 300 y 400 pueblos, de los que los yamomamis son uno de los más conocidos. Muchos de ellos se sirven para cazar de cerbatanas con dardos impregnados con curare, sustancia con una potente neurotoxina procedente de diversas plantas: en Suramérica se extrae de Strychnos toxifera. También usan para pescar otra planta, el timbó (Enterolobium contortisiliqum), de propiedades narcóticas, que echan en los arroyos para aturdir a los peces, que después recogen. Ya en África, perduran diferentes pueblos autóctonos. Los san (antiguos bosquimanos), los masai, los fang de Guinea Ecuatorial y los dogón de Mali son algunos ejemplos. Los san, pueblo sufrido donde los haya, el más antiguo de África, vivían tradicionalmente de la caza de los antílopes, a los que perseguían incansablemente durante grandes distancias tras herirlos. Hoy viven relegados a diversas zonas del desierto de Kalahari, donde aprovechan todos los recursos a su alcance, entre ellos los huevos de avestruz, que usan como recipientes para el agua. Por su parte los masai subsisten en diversas zonas de Kenia y Tanzania, donde han visto reducido su territorio desde la época colonial británica y más tarde, con la creación de varios Parques Nacionales emblemáticos, como el Masai Mara y el Serenguetti. Pueblo pastor, en otro tiempo la caza del león era la prueba que marcaba el paso a la edad adulta de los jóvenes del poblado. Los aborígenes australianos son uno de los pueblos autóctonos más antiguos: llevan miles de años viviendo en Australia. Allí han desarrollado un poderoso instinto de supervivencia que incluye la caza de todo tipo de animales, desde canguros, para lo que se sirven del bumerán, a varanos y cocodrilos, además del aprovechamiento de tubérculos, raíces y otras muchas partes de los vegetales que crecen en su medio. Nombrar y clasificar El conocimiento del medio natural de los pueblos aborígenes va más allá de un aspecto puramente utilitario. Abarca también la ordenación de las plantas y animales de su entorno y el uso de nombres que identifican unas y otros diferenciándolos de especies afines. En esta tarea muchos de estos pueblos ponen un formidable empeño, así como en crear un vocabulario que nombre las diversas partes de los seres vivos. La antropóloga francesa Germaine Dieterlen, que estudió a los dogón de Mali, halló que este pueblo distribuía los vegetales en 22 familias principales, algunas de las cuales subdividían a su vez en otros 11 subgrupos. Harold C. Conklin, dedicado al estudio de los hanunóo de Filipinas, comprobó que clasificaban a las aves de su entorno en 75 categorías diferentes, que llevaban un censo de 461 grupos zoológicos y que para describir las partes constitutivas y las propiedades de los vegetales utilizaban más de 150 términos. Los aimaras, investigados por W. La Barre, eran capaces de distinguir más de 250 variedades del género Solanum. De la seriedad

41 Marzo 2024  Sumario  Accede a todos los números Suscríbete con que los guaraníes se tomaban la tarea de denominar a animales y plantas fue testigo el antropólogo J. G. Dennler, quien observó que se organizaban consejos de tribu para fijar los términos que mejor correspondían a los caracteres de las especies, clasificando con mucha exactitud a los grupos y los subgrupos. Muchas culturas tienen sus propios sistemas de clasificación de la flora y la fauna, en ocasiones muy sofisticados. El alcance de dichas clasificaciones, desde el punto de vista de la ciencia moderna, viene limitado por el hecho de que, por lo general, estos pueblos carecen de conceptos que comprendan grandes grupos, por ejemplo, el de los vertebrados. Para la mentalidad aborigen un pez y un pájaro, por ejemplo, son seres esencialmente diferentes y cada uno en su medio ocupa su propia categoría. Los estudios de la etnobotánica han permitido el conocimiento de innumerables plantas silvestres y sus usos en la sanación y otras aplicaciones, ancestrales para estos pueblos. Por desgracia, a menudo estos estudios han permitido a las grandes compañías farmacéuticas y químicas aprovecharse de esa sabiduría y patentar como propias sus aplicaciones. Conexión con la Naturaleza Los pueblos aborígenes viven plenamente integrados en el medio natural. De ahí que se consideren una parte más de él. Todas sus creencias se hallan profundamente impregnadas de una visión animista del mundo que les rodea. Rocas, plantas, animales, tierra, cielo, agua están para ellos dotados de alma o conciencia propia. Todos los seres viven en íntima conexión, sustentados por las fuerzas naturales y radicados en la Madre Tierra, que los aimaras llaman Pachamama. Entre los yoruba del Níger esta convicción impregna todos sus actos y pensamientos. La naturaleza provee no sólo los medios de subsistencia sino también de sanación. Muchos pueblos reclaman su parentesco con animales, mediante el totemismo, o incluso plantas, y veneran montañas, cursos de agua y bosques. Hay ritos de restitución para compensar las vidas que los cazadores arrebatan. Y ofrendas de agradecimiento y propiciación. El chamán, hombre-medicina o como quiera llamarse tiene un papel fundamental como mediador o vehículo entre las fuerzas espirituales y el mundo humano. Los bailes, el uso de máscaras y todo tipo de representaciones expresan un mundo diverso, rico y a la vez extraño para la mentalidad moderna. Sin embargo, la humanidad vivió durante milenios en ese mundo (que forma parte sustancial aún de millones de personas) y todo ese legado ha dejado sin duda, de una u otra forma, su huella en todos cuantos nos consideramos hoy civilizados. Expresión artística Las diversas manifestaciones artísticas de los pueblos aborígenes reflejan bien el conocimiento que tienen del mundo natural. Cerámica, cestería, armas, prendas de vestir, máscaras, esculturas, pinturas rupestres o tatuajes a menudo son una prolongación imaginativa, rica en colorido y formas sugestivas, del mundo religioso de estas gentes. Una expresión plástica de sus mitos y creencias, tan poblados de metáforas y de significados. Los ejemplos son múltiples. Alcanzan gran belleza en la cerámica que hopis y zuñis elaboran en el suroeste norteamericano. También en las representaciones de los pueblos de la Columbia británica, donde animales totémicos como el Representación de un oso realizada por pueblos aborígenes del noroeste de Norteamérica Los pueblos aborígenes se consideran una parte más del medio natural. Tienen una visión animista del mundo que les rodea. Un mundo donde rocas, plantas, animales, tierra, cielo, agua están dotados de conciencia propia cuervo, el oso o la ballena son profusamente representados en tallas, telas o artículos de cestería. Las máscaras de los pueblos africanos, como los dogón o los fang, o los tatuajes de los maoríes ofrecen un rico repertorio de representaciones zoomorfas. Asimismo encontramos registrada la fauna de modo muy expresivo en las pinturas rupestres de los san y de los aborígenes australianos. Plasmadas sus imágenes en objetos de uso cotidiano o en otros de significado ritual, todas ellas revelan un sentido estético notable, que ejerció su influencia en las vanguardias artísticas, en figuras tan destacadas como Picasso, Archipenko, Modigliani o Gauguin, entre otros. 36 37

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